Yo soy la que he sido enviada desde el poder y he venido hacia los que piensan en mí y he sido encontrada en los que me buscan.
Miradme los que pensáis en mí y escuchadme, oyentes. Los que me estáis esperando, acogedme junto a vosotros; y no me apartéis de vuestra vista; y que no me odie ni vuestra voz ni vuestro oído; y no me ignoréis en lugar o en tiempo alguno.
¡Alerta! No me ignoréis. Pues yo soy la primera y la última, la honorable y la despreciable, la prostituta y la respetable, la esposa y la virgen, la madre y la hija, los miembros de mi madre, la estéril y la que tiene muchos hijos. Yo soy la que tiene un matrimonio importante y no tomé marido, la comadrona y la que no da a luz, el consuelo de mis sufrimientos, la novia y el novio; y mi marido fue quien me engendró. Yo soy la madre de mi padre y la hermana de mi marido; y él es mi vástago. Yo soy la esclava del que me preparó y la dominadora de mi vástago; pero él es quien me engendró antes del tiempo en un natalicio, siendo él mi vástago en el tiempo; y mi potencia procede de él.
Yo soy el silencio incomprensible, la idea cuyo recuerdo es frecuente, la voz cuyo sonido es variado y la palabra cuya apariencia es múltiple; yo soy la pronunciación de mi nombre.
Prestadme atención: yo soy la que ha caído en desgracia y la más grande. Prestad atención a mi pobreza y a mi riqueza.
Me encontraréis en los que vendrán. Mas no me miréis abandonada sobre los que han caído en desgracia.
Escuchadme, oyentes, y aprended de mis palabras los que me conocéis.