lunes, 31 de octubre de 2011

Gnosticismo - IV


Por el Dr. Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus


GNOSIS CRISTIANA


Según una confiable tradición, Bernabé (Barnabas), un misionero de la congregación de Jerusalén, fue el primero en llevar el evangelio a Alejandría, un viaje relativamente fácil. El Cristianismo Egipcio es judío en origen, no gentil, y los grandes Gnósticos Egipcios parece que han sido de origen judío. Los seguidores de Basílides afirmaron: "Nosotros ya no somos Judíos y todavía tampoco Cristianos". Los seguidores de Valentinus informaron: "Cuando éramos hebreos, estábamos huérfanos". Basílides y Valentinus habían proclamado un Dios más allá del Dios del Antiguo Testamento, y ambos estaban familiarizados con el mito del Apocryphon de Juan, que fue cristianizado. El caso de Marción es similar: También estaba informado sobre la Biblia hebrea y sus defectos, y su padre, un obispo, también pudo presumir de haber sido judío.

A través de un cierto Kerdón, Marción llegó a conocer un sistema gnóstico ya existente. Aquellos que rechazan al dios del Antiguo Testamento, obviamente, ya no mantienen la fe judía aunque, sin embargo, pertenecen a la etnia del pueblo judío. Tanto Valentinus como Marción fueron a Roma y ambos fueron excomulgados entre el año 140 y 150. Basílides, que se quedó en Alejandría, siguió siendo allí un respetado maestro hasta su muerte. Los cristianos en Alejandría fueron divididas entre varias sinagogas y podía darse el lujo de ser tolerantes, aún no existía un obispo monárquico, y de todos modos su fe era pluriforme. Basílides, Valentinus y Marción eran Cristocéntricos y estaban influenciados por el Evangelio de Juan y las cartas de Pablo.


MARCIÓN


Cuando Marción, un rico armador de Sinope, del Ponto (en el Mar Negro), fue excomulgado, organizó una enorme Iglesia alternativa que persistió durante mucho tiempo, especialmente en el Este (por ejemplo, en Armenia). Marción era un violín con una cuerda, un genio religioso con una idea irresistible: Dios, el Padre de Jesús, no era el Hebreo YHVH. Al igual que los Gnósticos, que distinguen entre el Dios Desconocido (que sentía ser el único Dios verdadero) y una divinidad más baja, el Demiurgo, que es responsable de la creación e interactúa con el hombre. Por encima de todo, Marción estaba fascinado por la Epístola de Pablo a los Gálatas. Sigue a Pablo, que contrasta la Ley del Antiguo Testamento y la religión israelita con el "evangelio del perdón", que puso de manifiesto la bondad de Dios.
Al igual que su héroe Pablo, Marción se sintió abrumado por el apoyo incondicional e injustificado, y el amor de Dios a las pobres criaturas. Esto lo llevó a negar la idea Gnóstica de que el yo más profundo del hombre está relacionado con la divinidad.

Para Marción, el hombre no es más que la creación de un cruel demiurgo, el Dios del amor le ha rescatado, sin ulterior motivo, sino simplemente por un acto de amorosa bondad libremente otorgada, y es totalmente ajeno al hombre, su naturaleza y su destino.
Hasta Agustín, nadie entendía a Pablo así como Marción; y sin embargo Marción, un genuino pupilo, tampoco comprendió a Pablo. A pesar de su dialéctica, Pablo nunca rechazó el mundo creado, la sexualidad, o al pueblo de Israel, al igual que Marción.

BASÍLIDES


Basílides es el activo líder de una escuela de Alejandría en el tiempo de los emperadores Adriano (117-138) y Antonino Pío (138-161). Parece haber sido uno de los muchos Judíos liberales que habían dejado atrás el concepto de un Dios personal para creer en el Dios Desconocido. Sin embargo, nunca fue excomulgado, y se mantuvo como un respetado miembro de la iglesia de Alejandría hasta su muerte.
Basílides debe haber conocido, antes en Alejandría, el mito pre-cristiano que figura en el Apocryphon de Juan. Él también comienza su cosmogonía con el Dios Desconocido, "El Dios que no-es, que hizo un mundo que todavía-no-es fuera de la nada" por dar a luz un germen único del Todo. Este germen fue el caos primigenio. De ello, a su debido tiempo, un elemento tras otro se elevaron hacia lo alto, mientras que por debajo sólo quedaba la llamada tercera filiación, o el Espíritu en el hombre espiritual.

Cuando llegó el momento, Jesús se iluminó en su bautismo en el río Jordán (una típica noción judeo cristiana). Se le considera que es el prototipo de todos los hombres espirituales, que a través de su palabra de revelación llegó a convertirse en conciencia de su ser más íntimo, el Espíritu, y ascendió hasta el reino espiritual.
Cuando toda la tercera filiación se haya redimido, Dios tendrá piedad por el mundo, y permitirá el descenso de "La gran inconsciencia" en el resto de la humanidad. A partir de entonces nadie tendrá siquiera un indicio de que alguna vez hubo algo como el Espíritu. Basílides prevé una sociedad sin dios y sin clases.

VALENTINUS

El mayor Gnóstico de todos los tiempos fue el poeta Valentinus. A pesar de su nombre latino, era un griego nacido en el delta del Nilo alrededor del año 100 y educado en Alejandría. Él y sus seguidores no se separaron de la iglesia de Alejandría, sino que crearon una academia de investigación libre, y a su vez formaron una red de grupos locales dentro de la religión institucional. Incluso entre sus adversarios Valentinus se hizo famoso por su elocuencia e ingenio.
Según sus propias palabras, sus puntos de vista se originaron en una visionaria experiencia en la que vio a un niño recién nacido. Esta visión inspiró el "Mito trágico", expresado por Valentinus en un salmo que describe cómo el Todo emana en el terreno del ser, llamado Profundidad, y su cónyuge, llamada Útero o Silencio. En conjunto, traen al Cristo o Logos, de quien todos los eones (medio ideas, medio ángeles) dependen y a través del cual el Todo es coherente y conectado. A través de la revelación de Cristo, Valentinus experimenta la totalidad del Todo, la plenitud del ser, y la nulidad del "Yo y Tú" (conocido en el Hinduismo como advaita). No el dualismo, sino la dualidad es el principio subyacente de la realidad, de acuerdo con Valentinus: Dios mismo es la trascendental unidad de Profundidad y Silencio; los Aeones del Pleroma (Mundo Espiritual) son una diametral unión de los principios masculino, o creativo, y femenino, o receptivo. Cristo y Sophia (Sabiduría) son una pareja (separados por un tiempo a causa de la transgresión y caída de Sophia, pero que al final se reunen felizmente).

El hombre y su ángel guardian, o contraparte trascendental, celebran el matrimonio místico de la novia y el novio (el Ego y el Self). La polaridad (en griego syzygia, y en latín coniunctio) es característica de todas las cosas espirituales. A partir de este punto de vista metafísico Valentinus y sus seguidores valoran el sexo y el matrimonio, al menos para los Pneumaticos. Un fragmento conservado de la escuela de Valentinus da la siguiente interpretación de la declaración de Jesús en el Evangelio de Juan, que el Cristiano vive en el mundo, pero no es de él (Juan 17:14-16): "Todo aquel que está en el mundo y no ha amado a una mujer para convertirse en uno con ella, no es de la Verdad y no alcanzará la Verdad, sino que es del mundo, y si se une con una mujer, no alcanzar la Verdad, porque hará el sexo sólo por concupiscencia". (Ireneo, Adv. Haer. I, 6,4). Los valentinianos permiten el coito sólo entre hombres y mujeres que han sido capaces de experimentarlo como un misterio y un sacramento, a saber, los que son Pneumáticos. Está prohibido entre los que ellos llamaban "psíquicos" (judíos y católicos) o "hílicos" (materialistas), porque estas dos clases más bajas no sabían de nada más que de la libido.

Como el único de los primeros cristianos que habló con amor sobre las relaciones sexuales y la femineidad, Valentinus debe haber sido un gran amante.

domingo, 30 de octubre de 2011

Gnosticismo - III


Por Gilles Quispel

Traducción +Thelarbus

EL DIOS DESCONOCIDO Y EL DEMIURGO

Los rabinos de los primeros siglos de nuestra era, se quejan repetidamente de los herejes (minim) que enseñan la existencia de dos dioses. Maestros disidentes judíos creían que Dios tenía un representante, que llevaba el nombre de Jao (La abreviatura de YHVH), por lo tanto fue llamado Jaoel. Conforme a este punto de vista, Jaoel estaba sentado en un trono junto al trono de Dios y, por lo tanto, fue llamado Metatron (un préstamo lingüístico griego). En realidad, sin embargo, Jaoel no es sino un ángel, el ángel más importante, al que se ha llamado el ángel del Señor en la Biblia Hebrea. Algunos disidentes Judíos, llamados Magharians, dicen que todos los antropomorfismos en el Antiguo Testamento no se aplican a Dios mismo, sino a este ángel, que también dicen que ha creado el mundo. En una fuente samaritana (es decir, judía heterodoxa) llamada Malef, que es más tardía, pero que sin embargo transmite las tradiciones más antiguas, se dice que el ángel del Señor formó el cuerpo de Adán con el polvo de la tierra y que Dios sopló el aliento de vida en él.

Estos puntos de vista ya son conocidos por Filón de Alejandría, que polemiza en contra de ellos. Sin embargo, al mismo tiempo, él llama el Logos, que es fundamental en la creación, tanto como "un segundo dios" y "arcángel" por un lado, como "Señor" (YHVH) y "Nombre" (es decir, YHVH) por otro. Judíos gnósticos, como son Simon y Cerinto afirman que el demiurgo (identificado con YHVH) fue, de hecho, este ángel del Señor, que todavía no se había rebelado contra Dios. En el Apocryphon de Juan el ángel es llamado Saklas (en Arameo "tonto"), ya que no sabe que hay un Dios más grande que él. Valentinus, Marción y Apeles, que estaban familiarizados con el mito contenido en el Apocryphon de Juan, todos sostienen que el demiurgo era un ángel. Es un concepto típicamente judío. Un no-Judio, cuando sufre bajo la miseria del mundo, simplemente declara que la historia del Génesis sólo era un mito sin ninguna verdad; no le podría importar el origen de la ley judía. Sólo aquellos que habían sido educados en la creencia de cada palabra de la Biblia y se aferran a la fe de que Dios es uno, y que sin embargo han encontrado motivos para rebelarse en contra de su herencia, se han inclinado hacia la solución gnóstica: Dios es uno y la Biblia revela la verdad, pero antropomorfismos tales como la artesanía de la creatividad humana y la legislación personal se atribuyen a un ángel subordinado.

EL DIOS INTERNO

El libro bíblico del Génesis relata que Dios sopló el aliento de la vida en la nariz de Adán, transformándolo en un ser vivo (Génesis 2:7). Ya en ciertos pasajes del Antiguo Testamento (Job 34:13-15, Salmos 104:29-30), esta respiración se identifica con el espíritu de Dios. Esto es especialmente claro en los Rollos del Mar Muerto: "Yo, la criatura de polvo, me han conocido a través del espíritu que me has dado". Los Judíos de Alejandría han integrado y ampliado este concepto. Estaban familiarizados con la filosofía griega y sabían que los Órficos, Platón y los Estoicos, consideran al alma humana como una parte de la deidad. Fueron influenciados por el Estoico Posidonio (ca.100 aC), según el cual “el daimon en nosotros [el espíritu] es similar y de la misma naturaleza que el Daimon [Dios] que impregna el Todo". Los antiguos traductores de la Septuaginta traducen "aliento" (en hebreo: neshamá) en Génesis 2:7 como "espíritu" (griego: pneuma). Esta variante se demuestra en la Antigua Versión Latina (spiritus), traducido por la Septuaginta. Filón polemiza en contra de esta traducción en particular porque diviniza al hombre pecador (Interpretación Alegórica I, 42). Sin embargo, la Alejandrina "Sabiduría de Salomón", que todavía se incluye en todas las Biblias Católicas Romanas, declara explícitamente que el Pneuma incorruptible de Dios está en todas las cosas (12:1). La mayoría de los Gnósticos conservan esta traducción tendenciosa y la hacen la base de sus especulaciones mitológicas. Esto les permitía decir cómo aconteció que el Espíritu duerme en el hombre y la forma en que se puede hacer consciente. Lo mismo sucede con Valentinus y Mani. Pocas personas hoy en día son conscientes de que estos mitologemas presuponen un consenso de prácticamente todos los filósofos griegos y tienen un fundamento bíblico.

GNOSTICISMO JUDÍO

Los temas anteriores son los elementos básicos que han contribuido al surgimiento de un Gnosticismo judío, cuyo mito se encuentra en el Apocryphon de Juan y otros escritos relacionados encontrados en Nag Hammadi. El padre de la iglesia Ireneo atribuye esta doctrina a los gnostikoi. Con este nombre se indica que no es a todos los que los estudiosos modernos llaman "Gnósticos", sino sólo a los adherentes de una secta específica. Es engañoso llamar así a los setianos (descendientes de Set, el hijo de Adán), como algunos estudiosos hacen hoy en día. A pesar de su nombre, el Apocryphon de Juan (Juan se supone que es un discípulo de Jesús) no contiene elementos cristianos, aparte del prólogo y algunas interpolaciones menores. Su contenido se puede resumir de la siguiente manera: a partir del Dios Desconocido (que existe más allá del pensamiento y el nombre) y su esposa (que es su contraparte y espejo) emitió el mundo espiritual. La última de las entidades espirituales, Sophia, se hizo caprichosa y engendró a un monstruo, el demiurgo. Él organizó el zodíaco y los siete planetas, y proclamó: "Yo soy un Dios celoso, y fuera de mí no hay otro". Entonces se oyó una voz que le enseñó que por encima de él existía el Dios Desconocido y su esposa. A continuación, el "primer Hombre bajo la forma de un hombre", se manifestó a los ángeles inferiores. Él es la Gloria de Ezequiel 1:26. Su reflejo aparece en las aguas del caos (cf. el espejo del Anthropos en el Poimandres). Entonces, los ángeles menores crearon el cuerpo de Adán tras la imagen que habían visto, como una imitación del Hombre, que sirve claramente como un arquetipo ideal del cuerpo humano. Durante mucho tiempo el cuerpo de Adán yacía incapaz de moverse, porque los siete ángeles planetarios no fueron capaces de levantarlo. A continuación, Sophia hizo que el demiurgo insuflase el Pneuma que había heredado de Ella en el rostro de su criatura. Así comienza una larga lucha entre la redención de Sofía y el demiurgo malicioso, la lucha a favor y en contra del despertar de la conciencia espiritual del ser humano.

Escrito en Alejandría alrededor del comienzo de la era cristiana, el mito del Apocryphon de Juan, un escrito fundamental y seminal, combina el modelo del Anthropos y el modelo de Sophia. Es muy complicado y confuso, pero tuvo una enorme influencia en el Cercano Oriente, donde los restos de tantas grandes religiones han sobrevivido hasta hoy (en la década de 1980, por ejemplo, había 420 samaritanos y 30000 Nestorianos). Incluso hoy en día, unos 15000 Mandeos (el término Arameo para los Gnósticos) viven en Irak e Irán. Su religión se caracteriza por las abluciones en agua corriente y una misa funeraria. Cuando un Mandeo muere, un sacerdote realiza un complicado rito para el regreso del alma a su morada celestial, donde recibirá un cuerpo espiritual. De este modo, se cree que el fallecido se integra en el llamado Adán Secreto, la Gloria, el cuerpo divino de Dios. Este nombre confirma que, junto con el Anthropos del Poimandres y el Adán Qadmon del posterior misticismo judío, esta divina y celestial figura, en última instancia, es derivada de la visión del profeta Ezequiel. En la tradición Mandea Sophia aparece en forma degradada como una criatura significativa y lasciva llamada Espíritu Santo. La creación del mundo se atribuye a un demiurgo menor, Ptahil, un seudónimo para el ángel Gabriel (que, según los Mandeos y los Magharians, es el ángel que creó el mundo).

El apóstol Pablo (o uno de sus alumnos) sostiene que Cristo, que para él es el segundo Adán, es "la cabeza de su Iglesia, la cual es su cuerpo" (Efesios 1:22-23). El cristiano está integrado en este cuerpo a través del bautismo. Especulaciones Mandeas sobre el Adán Secreto pueden aclarar lo que Pablo quiso decir. En la definición de su visión de la iglesia como el cuerpo místico de Cristo, el apóstol puede estar reflejando una familiaridad comparable con las especulaciones judías y helenísticas sobre la "kavod" como el cuerpo de Dios. Como cuestión de hecho, ha quedado claro por los versículos de Ezequiel Tragicus que tales ideas circulaban en Alejandría mucho antes del comienzo de nuestra era. Salieron a la superficie en Palestina hacia el final del siglo primero de nuestra era, en estrictos círculos Fariseos se transmitieron en secreto las tradiciones esotéricas acerca del místico viaje del sabio a través de los siete lugares celestiales para contemplar al dios hombre en el trono de Dios. El autor de Shi'ur Qoma, la "Medida del Cuerpo" de Dios, informa de las enormes dimensiones de los miembros de la Gloria. Los Órficos habían enseñado que el cosmos era en realidad un cuerpo divino. Ya a principios del Egipto Helenístico, se presentaron similares especulaciones; que fueron el origen de las notables especulaciones de los rabinos palestinos sobre el cuerpo místico de Dios. (Estas especulaciones en última instancia condujeron al Zohar.) No es coincidencia que la gloria sea llamada Geradamas (Arch-Adam) en algunos escritos de Nag Hammadi, Adam Qadmaia en las fuentes Mandeas, y Adam Qadmon en el Gnosticismo judío medieval.

En el siglo IX varios grupos de Gnósticos Islámicos surgieron en el sur de Irak, donde varias otras sectas Gnósticas habrían encontrado refugio durante la Antigüedad tardía, los Mandeos continúan viviendo hoy en día ahí. Los Gnósticos islámicos más conocidos son los Ismailitas, de los cuales el Aga Khan es el líder religioso. Los temas mitológicos centrales de su religión son (1) los ciclos de los siete profetas; (2) el trono y las letras; (3) Kuni, el principio creativo, que es femenino (una típica remitologización de una religión monoteísta Paternal); (4) la Péntada mayor; (5) la obsesión del demiurgo inferior; (6) los siete planetas y los doce signos del zodíaco; (7) el Adán divino, y (8) la caída y ascenso del alma.

Desde el descubrimiento de los códices de Nag Hammadi se ha establecido que estos temas se explican mejor como transposiciones en terminología islámica de los mitologemas Gnósticos que se encuentran en el Apocryphon de Juan y documentos afines del Gnosticismo judío.

sábado, 29 de octubre de 2011

Gnosticismo - II


Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

EL HOMBRE DIVINO


El profeta Ezequiel nos dice en el primer capítulo del libro bíblico que lleva su nombre, que en el año 593 aC, que vivía en Babilonia, vio la Gloria personificada del Señor, y que ya no le abandonaría, incluso en el exilio. Esta figura, de una Luz y Hombre, se describe por tener una forma con la apariencia de Adán, u "Hombre" (Ezequiel 1:26). Esta visión se convirtió en una imagen de la mística judía. Ya en el siglo II aC, el dramaturgo judeo-alejandrino Ezequiel Tragicus alude a la misma figura en su drama griego "Exodus", fragmentariamente conservado en la "Praeparatio evangelica" (9.29) del Obispo cristiano Eusebio. En la obra, Moisés, en un sueño ve un trono en la parte superior del Monte Sinaí. En este trono se sienta el Hombre (griego: ho phôs) con una corona sobre su cabeza y un cetro en su mano izquierda. Con su mano derecha, llama a Moisés al trono, le pone una corona, y le invita a sentarse a su lado en un trono. Así Moisés queda entronizado a la diestra de Dios. Un pasaje paralelo se encuentra en el Judaísmo Palestino: de acuerdo con el padre fundador "Aqiva" ben Yosef (a principios del siglo II aC), hay dos tronos en el cielo, uno para Dios y para David (Talmud de Babilonia, Hag. 14 bis). Esta es la referencia más antigua existente a Adán Qadmon, que más tarde se convirtió en la figura central de la literatura qabbalística. Algo más tarde, en el Libro de Daniel, escrito poco después del 168 aC, aparece también esta misma figura, llamada el Hijo del Hombre (es decir, "Hombre divino"). La misma figura se encuentra en los Evangelios. En el cuarto Evangelio, el Hijo del Hombre se refiere como a la Gloria de Dios, que viene del cielo, toca la tierra por un momento, se encarna en el hombre Jesús, y eventualmente vuelve al reino celestial. En las cartas de Pablo, la Gloria es llamada el último Adán (comparable al kavod de Ezequiel), que viene del cielo y debe distinguirse del primer Adán del Génesis 1 y 2, que es de la tierra.

En el mundo Helenístico este hombre divino es identificado con la idea platónica del hombre.
El propio Platón no dice que no exista algo como una "idea del hombre". En el diálogo "Parménides" este filósofo ridiculiza el concepto de un "eidos anthropos"(130 C). Es probable que este pasaje refleje un debate de los platónicos entre sí y con otras escuelas. Al parecer, los Escépticos les niegan la idea de que el hombre tiene una existencia separada, porque el hombre empírico y su idea tienen algo en común, y esto requeriría una nueva idea, el "tercer hombre". En varias fuentes Platónicas Medias, sin embargo, la idea del hombre se supone que existe. La traducción de Ezequiel en la Septuaginta identifica a la figura del Hombre divino con la idea platónica, cuando se traduce la frase "demut kemar'eh adam (Ezequiel 1:26) as homoiôma hôs eidos anthrôpou", una helenización de la cita de Platón.

La misma figura se encuentra en el Poimandres Hermético, claramente influenciado por los Judíos Alejandrinos. En este escrito se relata cómo Dios genera a un hijo a quien le entregó todas las criaturas. El hijo es andrógino, igualmente Phos (hombre, Adán, Luz) y Zoe (Eva, Vida). Este ser, que aún no se ha distinguido del Logos, desciende a fin de crear, pero se enamora de la naturaleza y asume un cuerpo material. Es por eso que los seres humanos son mortales e inmortales. Y sin embargo, el cuerpo humano tiene la forma del Hombre original. Este punto de vista muy Judío tiene paralelismos con la literatura rabínica: no el alma, sino el cuerpo humano fue creado a imagen y semejanza de Dios.


Una nueva etapa se alcanza en las obras de Filón. Nunca cita a Ezequiel 1:26 sobre que la Gloria de Dios se asemeja a la forma de un hombre y, sin embargo, debe estar familiarizado con las místicas especulaciones acerca de esta figura divina. Filón llama Logos "Hombre tras la imagen [de Dios]" u "Hombre de Dios" e identifica el Logos con la idea del hombre: "incorpóreo y ni hombre ni mujer". Sin embargo, polemiza contra el concepto de que ese Hombre celestial era andrógino: "Dios hizo al hombre", dice, "Lo hizo a imagen de Dios. Varón y hembra los hizo [ahora, no "a él", sino:] a ellos" (Who is the Heir 164).

Obviamente, antes de Filón debe haber habido pensadores judíos que afirmasen que el Hombre celestial era andrógino. Estos círculos originaron el modelo de Anthropos de la Gnosis, que se encuentra en la doctrina de Saturnino (Antioquía, ca. 150). En su sistema, la figura femenina está totalmente ausente. Nuestro mundo se dice que ha sido creado por siete ángeles, los siete planetas. Posteriormente, el Dios Desconocido, manifestó su imagen brillante, la Gloria del Hombre celestial. Los ángeles de la creación intentaron detener a este Anthropos pero fueron incapaces de hacerlo, ya que regresó al cielo de nuevo. Después, los ángeles dieron forma a un cuerpo humano en la imagen del Hombre celestial. Pero esta criatura no podía tenerse en pie y se deslizaba sobre la tierra como un gusano. El Adán celestial, sintiendo piedad por el Adán terrenal, le envió la chispa de la vida, el Espíritu, que lo elevó y le hizo vivir. Esta es la chispa que tras la muerte se apresura a regresar a su hogar espiritual, mientras que el cuerpo se disuelve en sus elementos constituyentes.


Las variaciones del mito de Saturnino se encuentran en un buen número de escritos de Nag Hammadi. Valentino (ca. 150) alude a este mito cuando, en un fragmento conservado, afirma que el Adán del Génesis inspiró temor en los ángeles que lo habían creado porque tenía la forma del Anthropos pre-existente. Mani (216 a 277) se refiere a la misma historia cuando relata que en un principio el Hombre Primordial es enviado a combatir los poderes de las tinieblas. Este Archanthropos es dominado y forzado a abandonar a "la Doncella que es su alma" incrustada en la materia. El proceso del mundo entero es necesario para dar forma al Hombre Perfecto, que en su estado original de androginia (varón y hembra al mismo tiempo) será restaurado.


Todas estas especulaciones presuponen el dios Hombre de Ezequiel 01:26. Además, es posible que Pablo estuviese familiarizado con el mismo concepto cuando dijo que Cristo era a la vez el poder (dunamis) y la sabiduría (sophia) de Dios (1 Corintios 1:24).


SOPHIA


En la "Sabiduría de Salomón", que forma parte de la Biblia Católica Griega y Romana, escrito en Alejandría cerca del comienzo de la era actual, la sabiduría personificada, es llamada Sophia, se dice que es un espíritu santo o el Espíritu Santo, que penetra en el Todo. Ella es también conocida como la emanación de la Gloria de Dios, una emanación de la luz eterna, y un espejo inmaculado de la actividad de Dios. Se describe como lo más amado, tanto del hombre sabio como de Dios, y aún más, como la esposa del Señor (Sabiduría 8:3).

En "El Trueno, la Mente Perfecta", de la misma época y entorno, Sophia manifiesta que es la sabiduría de los griegos y la Gnosis de los bárbaros, la santa y la prostituta, el novio y la novia. Una y otra vez, introduce estas revelaciones sorprendentes y paradójicas con la fórmula "Yo soy".

De acuerdo con las inscripciones del siglo VIII AC, encontradas cerca de Hebrón y en el Negev, el Dios de Israel tenía una esposa extranjera, la diosa Cananea Asherah. Y en el siglo V AC., los soldados judíos de la guarnición de Elefantina (cerca de Asuán, Egipto) veneraban a otra diosa de la fertilidad pagana llamada Anat Yahu, la esposa del Señor. Profetas y sacerdotes de Judea hicieron todo lo posible para representar a Yahvé como exclusivamente varón y eliminar todos los rastros del matriarcado primitivo. Pero la sabiduría sobrevivió como Hokhmah, sobre todo en Alejandría.

Esta es la base del modelo de la Gnosis de Sophia, que encuentra su expresión en la enseñanza del famoso Simón el Samaritano, que fue atraído y, sin embargo, rechazado por el naciente cristianismo (Hechos 8). Los Samaritanos, los últimos supervivientes de las diez tribus del norte de Israel, fueron y son Judíos heterodoxos que guardan la ley y rechazan el resto de la Biblia. Transmiten una cierta tradición sobre la Sabiduría como la Creadora personal del mundo. De acuerdo a Simón, Sabiduría, la esposa del Señor, también fue llamada el Espíritu Santo y la primera idea de Dios, la madre de todo. Ella descendió a las regiones más bajas y dio a luz a los ángeles por los cuales fue creado el mundo. Se sentía abrumada y detenida por estas potencias mundiales que no la dejaban regresar a su morada. Ella aún fue encarnando y reencarnando en cuerpos humanos, como el de la Helena de la mitología griega y la poesía. Por último, fue a vivir como una prostituta en un burdel de Tiro, en Fenicia, donde Simón, "el Gran Poder de Dios", la encuentra y redime. En el Apocryphon de Juan, así como en la escuela de Valentinus, este modelo de Sophia se ha combinado con el modelo de Anthropos. Ambos tienen un origen pre-cristiano.

viernes, 28 de octubre de 2011

Gnosticismo - I


Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

Gnosis ("Conocimiento") es una palabra griega de origen indoeuropeo, relacionada con la inglesa "conocer" y con la sánscrita "jñâna". El término hace mucho tiempo que se utiliza en religiones comparadas para indicar una corriente de la Antigüedad que hizo hincapié en el conocimiento de los misterios divinos. La Gnosis se obtiene por la experiencia directa de una revelación o por la iniciación en el secreto, tradición esotérica de estas revelaciones.

GNOSIS PRE-CRISTIANA

La experiencia de la Gnosis era muy estimada en el inicio de nuestra era en diversos círculos religiosos y filosóficos de las civilizaciones Aramea y Greco-Romana. Se trata de una palabra clave en los rollos de los Judíos de la secta de los Esenios encontrados en Qumran. En el Evangelio canónico de Juan, Jesús es citado como habiendo dicho en la última Cena: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti [aquí y ahora], el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado". Ni siquiera la filosofía imperante en la época, el llamado Platonismo Medio, estaba completamente fuera de la influencia de este movimiento general. El Platonismo Medio fue principalmente religioso y extramundano; distingue entre el razonamiento discursivo y la intuición y muestra la afinidad del alma con la divinidad, basando estas enseñanzas en la tradición oral de las escuelas Platónicas. Los escritos de Hermes Trismegisto ("tres veces grande Hermes", identificado con el dios egipcio Thoth) reflejan el mismo ambiente. Estos dieciocho tratados, de los cuales Poimandres y Asclepios son los más importantes, tienen su origen en la proverbial sabiduría del antiguo Egipto. Hay un dicho en una recién descubierta colección Armenia atribuido a Hermes Trismegisto: "El que se conoce a sí mismo, conoce el Todo". El autor del Poimandres expresa la misma perspectiva: "Que el hombre espiritual se conozca a sí mismo, entonces conocerá que es inmortal y que Eros es el origen de la muerte, y lo hará conocer el Todo". Con el fin de ilustrar esto, diremos que el autor cuenta la historia de un ser divino, Anthropos (Hombre), que se enamora del mundo de la (baja) naturaleza y así cae en un cuerpo material. La mayoría de los tratados Herméticos escriben un dicho corto y lo exponen de esta manera. También preservan el impacto de la mitología Egipcia. Los antiguos Egipcios hablaban libremente acerca de las relaciones sexuales y sobre el comportamiento homosexual de sus dioses. La explícita imaginería sexual de la mitología Egipcia fue adoptada en una oración Hermética que se refiere a la Esposa de Dios con las siguientes palabras: "Te conocemos, vientre preñado por el falo del Padre".

La idea de la emanación era también prominente en la religión Egipcia. La mitología Egipcia representa al Nilo como las lágrimas del dios Ra. Este concepto también se encuentra en la literatura hermética. Por otro lado, los mismos escritos muestran la influencia de la filosofía Griega; de hecho, hay una escuela platónica de Eudoro de Alejandría. Y el impacto del libro bíblico del Génesis y de la mística judía son bastante obvias. La influencia cristiana, sin embargo, está completamente ausente en el llamado Corpus Hermeticum. Los tratados en este grupo de obras fueron escritos alrededor del comienzo de la era cristiana en Alejandría. Parece que son las escrituras de una escuela de místicos, una especie de Logia que practicaban los sacramentos espiritualizados, como "el baño de la regeneración", una comida sagrada, y el beso de la paz.

GNOSTICISMO

Desde el congreso sobre los orígenes del Gnosticismo celebrado en Messina, Italia, en 1966, los expertos han hecho una distinción entre Gnosis y Gnosticismo. El Gnosticismo es un término moderno, no atestiguado en la Antigüedad Tardía. Incluso el sustantivo Gnóstico (Gr. gnôstikos, "conocedor"), que se encuentra en los escritos patrísticos, nunca fue utilizado para indicar un movimiento espiritual en general, pues sólo se aplicó a una secta en particular. Hoy el Gnosticismo se define como una religión en sí misma, cuyos mitos afirman que el Desconocido Dios no es el creador (demiurgo, YHVH); que el mundo es un error, la consecuencia de una caída y la división dentro de la deidad; y que el hombre, el hombre espiritual, es ajeno al mundo natural, está relacionado con la deidad y toma conciencia de su más profundo Self cuando oye la palabra de la revelación. No es el pecado o la culpa, sino la inconsciencia, la causa del mal.

Hasta hace poco, la Religión Gnóstica era casi exclusivamente conocida por los informes de sus oponentes, heresiólogos eclesiásticos como Ireneo (ca. 180 dC), Hipólito (ca. 200) y Epifanio (ca. 350). No fue sino hasta el siglo XVIII que aparecieron dos fuentes primarias, el Codex Askewianus (llamado así por el médico A. Askew) y el Codex Brucianus (llamado así por el explorador escocés James Bruce), descubiertos en Egipto. Estos contenían varios escritos gnósticos coptos: (1) Los Dos Libros de Jeu, de principios del siglo III; (2) Libro 4 de la Pistis Sophia, de alrededor del año 225; y (3), Pistis Sophia, libros 1, 2 y 3, de la segunda mitad del siglo III. A estos se añaden ahora los escritos encontrados cerca de Nag Hammadi en el Alto Egipto en 1945. Las historias sobre el descubrimiento no son confiables. El único hecho seguro es que, hasta la fecha, alrededor de trece de los códices (libros, no rollos) que comprende unos cincuenta y dos textos, se conservan en el Museo Copto del Viejo Cairo. Estos han sido traducidos al inglés por un equipo dirigido por James M. Robinson (1977). No todos estos escritos son gnósticos: "El Evangelio de Tomás" (114 dichos atribuidos a Jesús) es encratita; "El Trueno, La Mente Perfecta", es judío; los "Hechos de Pedro y los Doce Apóstoles" es judeo-cristiano, la "Oración de Acción de Gracias" es Hermética, y la "Enseñanza Autorizada" es temprana Católica (que se caracteriza por un episcopado monárquico, un canon de escritos sagrados, y una confesión de fe). Pero la "Epístola de Eugnostos" y el "Apócrifo de Juan" nos llevan de vuelta ahora, muy cerca de las fuentes del Gnosticismo en Alejandría.

ORÍGENES

La hipótesis apoyada por Richard Reitzenstein, Geo Widengren y Rudolf Bultmann de que el Gnosticismo es de origen Iraní, ha sido abandonada. El supuesto misterio Iraní del "salvador salvado" ha sido desmentido. En la actualidad, muchos estudiosos se inclinan a creer que el Gnosticismo se basa en fundamentos judeo helenísticos y se puede rastrear su centro hasta Alejandría, que tenía una gran población judía, tanto como la ciudad de New York en la actualidad. En los polémicos escritos del filósofo judío Filón, que era un oponente de las herejías locales, queda claro que sabía que los grupos judíos ya habían formulado ciertos elementos básicos del Gnosticismo, aunque un sistema consistente aún no existía en tiempos pre-cristianos.

domingo, 23 de octubre de 2011

El Espíritu Santo como Mujer en el Apocalipsis 12


Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

Simone Weil parece haber sido la primera en discernir que la mujer del capítulo 12 del Apocalipsis no era otra que el Espíritu Santo. Y así lo hizo en su libro "La connaissance surnaturelle", París 1950, pp 245-286.-1- Su amiga y biógrafa Simone Pétrement, una experta en la Gnosis, que en sus estudios sobre el dualismo destacó la importancia de la gracia en el Gnosticismo y en el Maniqueísmo, ha amplificado esta observación con bien elegidos argumentos.

Independientemente de estas dos inteligentes y perspicaces mavericks, yo también he llegado a la misma conclusión, aunque por motivos diferentes, que en parte he mencionado en mi comentario sobre el Apocalipsis, publicado por McGraw Hill en 1979. Aquí quiero hacer referencia al mismo tema con unos argumentos más detallados.

En mi mente no puede haber ninguna duda de que el episodio en el que esta Mujer está de parto, que da a luz a un niño y que escapa al desierto, contiene una alusión al escape de la congregación de Jerusalén a Pella, en Transjordania antes de que la guerra judía estallase o, por lo menos, llegase a su fin. La mujer, entonces, es la Shekhinah o el Espíritu Santo, que sigue el pueblo de Dios en el exilio temporal.

La mayoría de los eruditos patrísticos saben que el concepto de Shekhinah juega un papel muy importante en la literatura kabbalística y hasídica, y que fue tomado de allí por los filósofos modernos, como Martin Buber y Franz Rosenzweig. De acuerdo con el último, Dios desciende y sufre con su pueblo y se pasea con ellos en el exilio. Esta idea se remonta a la literatura rabínica del siglo II, siendo de la misma fecha con la mayoría de los paralelos rabínicos del Nuevo Testamento:

"Para los protestantes, la mujer celestial del Apocalipsis será la Iglesia. Para el pasaje del Evangelio de los Hebreos, citado por Orígenes, sobre 'mi madre el Espíritu Santo', podría ser el Espíritu Santo" (245). "La Mujer debe ser el Espíritu Santo" (268).

Hablando sobre 2 Samuel 7,23 ("Tú arrojaste de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto, a las demás naciones y a sus dioses") R. Akiba dice: "si no fuera un verso, sin duda, auténtico de las Escrituras, sería completamente imposible hablar de esta manera. Israel habla como si estuviera delante de Dios: que te salvó, y entonces encontramos que en cada lugar, cuando Israel estuvo en el exilio, la Shekhinah estaba con ellos".

Si esto es un paralelo válido, entonces Juan el profeta parece indicar que Dios mismo, en su manifestación femenina de la Presencia, acompaña a la Iglesia en su huída de Jerusalén. Es cierto que esta, no rabínica evidencia de la Shekhinah, ya fue concebida como una hipóstasis femenina en una fecha más temprana, como estaba en el misticismo posterior, aunque el judeo-cristianismo y el Gnosticismo temprano, con frecuencia han anticipado los conceptos que la Kabbalah haría más tarde.

Además, el punto de vista relacionado con la Gloria de Dios, el "kabod", está presente incluso en el exilio, como se atestigua en el primer capítulo del profeta Ezequiel, que puede fecharse hacia el 593 AC. Inspirado por él, el más grande de todos los profetas, aquel que es llamado Deutero-Isaías, describe en el principio de su escrito cómo, al final del tiempo, el pueblo en procesión pasará por la tierra de todas las naciones, entre Babilonia e Israel: el "kabod" los precederá y será su retaguardia (Is. 40,5).

Podemos estar bastante seguros de que, en el pasaje discutido, es el Espíritu Santo al que se hace referencia con la figura de la Mujer. Se trata de un hecho conocido el que los Judeo-Cristianos y los de Siria, Arameos-Cristianos, que recibieron su fe de ellos, consideraban al Espíritu Santo como una hipóstasis femenina. En el Evangelio de los Hebreos, el Espíritu Santo dice a Jesús en su bautismo, que es su "hijo" primogénito (filius primigenitus, frag. 2). En otras palabras, el Espíritu Santo genera a Jesús como una especie de Dios durante su bautismo, Jesús experimentó esta ceremonia como un renacimiento espiritual.

El Apocalipsis de Juan, aunque escrito en Éfeso o en sus alrededores (Patmos), es un escrito Judeo-Cristiano típico. Cuando su autor describe el nacimiento del niño, probablemente alude al nacimiento del Mesías en su bautismo. Pero entonces se hace aún más probable que la Mujer que genera al niño es el Espíritu Santo.

Recientemente, un himno de Melitón de Sardis, ha sido publicado por Othmar Perler que es importante para nuestro tema. Comienza con las palabras:

Alabad al Padre, vosotros los santos, Cantad a la Madre, vosotras las vírgenes.
El Padre aquí, por supuesto, es Dios. Y la Madre no puede ser otra que el Espíritu Santo, porque se trata de igual a igual con Dios, y es el objeto de los júbilos de los fieles. Es el legado del Judeo-Cristianismo en Asia Menor. Melitón, que en su Sermón de Pascua resultó ser un firme defensor de Palestina y Asia Quartodecimanism, también ha conservado el arcaico concepto Judeo-Cristiano de que el Espíritu Santo es femenino.

Otro testigo es Hermas. Recordemos que Hermas fue todo el escenario de un proceso de individuación clásica. Primero vio a su hermosa y bien construida amante Rhode y, aunque era un hombre casado, la deseó. Después de ella, la Ecclesia se le manifestó en diferentes formas. Entonces una figura masculina, su Ángel Guardián, o Pastor, entra en escena. Pero el verdadero "desenlace" sigue en Sim. 9,1, donde se dice que esta Mujer, Ecclesia, de hecho no es otra cosa que el Espíritu Santo:

Yo te mostraré lo que el Espíritu Santo mostró, que cuando habló contigo, lo hizo en la forma de la Ecclesia. Porque el Espíritu es el Hijo de Dios.

P. Prigent ha mostrado que la Mujer en el Apocalipsis 12 se ha interpretado de forma diferente en el curso de los siglos: a veces se mostró como la Iglesia, más tarde también como la Madre de Dios, María. Yo no diría que las interpretaciones tradicionales estaban equivocadas, porque el imaginativo pensamiento de la Biblia y de la Iglesia no está dominado por el principio de la contradicción, como ocurre con la lógica aristotélica.

Si, de hecho, el Espíritu manifiesta la característica tierna y maternal de Dios, la Iglesia, que es o debería ser la morada del Espíritu, y María, que es a la vez la nave y el símbolo del Espíritu, van muy cerca de lo que se entiende en el Apocalipsis 12.

La única interpretación que me parece que está radicalmente mal, es la interpretación moderna de que el Mesías es un producto de la gente. Como una perversión del simbolismo religioso en las categorías de la política es un metabasis eis allo genos.

IN ENGLISH:
http://www.4shared.com/document/f0YF9AVI/Quispel_-_The_Holy_Spirit_As_W.html

viernes, 21 de octubre de 2011

San Agustín y el Evangelio de Tomás - II - FINAL

Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

Sus ideas tan espiritualizadas acerca de Dios y el alma como imagen de Dios no le vendrían sino tras el encuentro con Ambrosio y con el neoplatonismo. Sin embargo, es necesario hacer alguna reserva sobre la autenticidad de estas memorias; porque el Evangelio de Tomás ya contiene esta interpretación altamente espiritualizada del Reino de Dios, que recordaría más tarde.

La obra de San Agustín contiene otros paralelos con el Evangelio de Tomás que se discutirán en otra parte. Todo lo que quiero decir ahora es que no siempre es fácil de demostrar rigurosamente que en estos casos Agustín lo sacó de esta fuente.

Los Dichos no sinópticos de "Tomás" no siempre se limitan a este escrito y también se encuentran en otros libros que el doctor de la gracia puede haber conocido. Los Dichos sinópticos tienen muchas variantes en común con el Diatessaron o con el texto, llamado Occidental, del Nuevo Testamento. Sin embargo, como hemos dicho, San Agustín debe haber conocido “La Armonía” de Taciano en su juventud maniquea.

Y no sabemos muy bien qué texto evangélico tenía ante sus ojos cuando estaba en Milán, Roma, Tagaste o Hipona. Todo lo que podemos decir es que fue probablemente un texto occidental (itálico o africano), que podía tener un paralelismos con el Evangelio de Tomás. Esto implica que, en algunos casos, San Agustín pudo estar de acuerdo con el texto edesiano sin necesariamente ser dependiente.

Y sin embargo, creo que he encontrado un caso donde esta solución se impone. San Agustín conocía una versión, muy notable, de los Dichos de Jesús transmitida también por Lucas XII, 13-14: quis me constituit divisorem hereditatis inter vos.

Por contra, Lucas escribe: ἄνθρωπε, τίς με κατέστησεν κριτὴν ἢ μεριστὴν ἐφ᾽ ὑμᾶς.
Que en la Vulgata es: "Homo, quis me constituit iudicem, aut divisorem super vos?"

Parece que el autor ha omitido las palabras "iudicem aut... " Debido a que cita de memoria. Pero esto es imposible, ya que Agustín se acerca bastante a menudo a este versículo, y siempre lo cita bajo esta forma. Por otro lado, sería imprudente asumir que mientras que el Nuevo Testamento del doctor africano debía contener esta variante, no hay ningún manuscrito latino de la Biblia que lo contenga.

Por ello, el problema textual de este versículo resulta muy complejo. Pero parece extraño que, a nuestro entender, ningún manuscrito latino o griego, ningún Padre griego, latín o siriaco, nos transmita la misma lección. El texto, llamado Occidental o la tradición Diatessarónica no muestra ningún rastro de esta curiosa omisión.

Sólo el manuscrito árabe de Abd al-Jabbar (siglo X), señalado por Shlomo Pines, contiene una variante similar: "Un hombre le dijo: Maestro, que mis hermanos repartan (conmigo) las ricas posesiones de mi padre. Él le dijo: ¿Quién hizo de mí un repartidor entre vosotros?"

Sabemos que de acuerdo con el Pines Abd al-Jabbar utiliza una fuente judeo-cristiana. Aunque no siempre se puede seguir al académico israelí y aceptar todas sus hipótesis, me parece difícil de negar que este manuscrito árabe puede contener tradiciones muy arcaicas. En el caso del Dicho que acabamos de citar la conclusión parece imponerse; porque el autor del Evangelio de Tomás, que sin duda ha conocido una tradición evangélica Judeo-cristiana, cita el mismo versículo con casi las mismas palabras: "Un hombre le dijo: Dile a mis hermanos que repartan los bienes de mi padre conmigo. Él le dijo: Oh hombre, quién ha hecho de mí un repartidor?." (Logion 72).

Por lo tanto, parece bastante probable que la curiosa variante de San Agustín se inspiró en el Evangelio de Tomás.

Sólo nos queda una dificultad. Que la versión Sahídica también conoce la variante μεριστήν (rîfpōrtsch). Por esta razón se asumió que el Evangelio de Tomás fue influenciado, aquí y en otras partes, por esta versión. Pero el hecho de que se encuentre la misma variante en el manuscrito árabe y en San Agustín ¿no demuestra que esta solución es demasiado fácil? Debido a que ni el autor musulmán ni el doctor de la gracia han sido influidos por la versión Sahídica.

En lo anteriormente escrito, sólo hemos dado algunos resultados de una investigación que nos ocupará todavía durante mucho tiempo, y todavía podría conducir a descubrimientos inesperados. Pero la obra de San Agustín es enorme, y bien puede contener aún otros paralelismos que se nos hayan escapado. Pero es seguro asumir que estos pocos datos resultan suficientes para probar que San Agustín ha conocido el Evangelio de Tomás.

jueves, 20 de octubre de 2011

San Agustín y el Evangelio de Tomás - I



Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

Fue H.-Ch. Puech quien identificó el Evangelio según Tomás encontrado en Nag Hammadi, ya que determinó que los "Dichos de Jesús" encontrados en Oxyrrhynchus (PAP. Buey. 1, 654, 655) eran una parte de la versión griega de este texto. Además, fue el primero en sugerir que este Apócrifo fue escrito en Edesa, y que el propio Mani debe haberlo conocido, como lo demuestra el inicio de su Epistula Fundamenti.

Esta última constatación nos llevó a preguntarnos si san Agustín también estaba familiarizado con el Evangelio de Tomás.

Dicha hipótesis no es improbable. El gran doctor africano fue maniqueo durante un largo e importante período de su vida. Es probable que los maniqueos de Occidente hayan traducido este apócrifo, como tantos otros, en latín. Finalmente, parece cierto que los maniqueos del norte de África, y el mismo San Agustín, utilizaron una versión latina del Diatessaron de Taciano, tal y como era conocido por el propio Mani y sus discípulos orientales. Pero si la hipótesis no es improbable, siempre es necesario probarlo. Ahora creo haber encontrado un pasaje en San Agustín que podría indicar que él conocía bien el apócrifo ahora tan famoso. De hecho, escribió: De sermone domini in monte, II, 17: sed si in caelis tamquam in superioribus mundi partibus locum dei esse creditur, melioris meriti sunt aves, quarum vita est deo vicinior.

El movimiento del pensamiento es muy agustiniano. Como se sabe, el doctor de la gracia se dirige contra aquellos que tienen una concepción demasiado antropomórfica de las cosas del espíritu y se imaginan que Dios se localiza en un lugar espacial que sería el cielo. Contra de este punto de vista, tan ingenuo y materialista, objeta que en este caso los pájaros del cielo tendrían mejor posición que nosotros, porque viven en el aire, y por lo tanto estarían más cerca de Dios que los hombres.

Por lo tanto llegamos a la conclusión de que Dios y el alma humana son dones espirituales, y que pertenecen a un mundo no espacial.

No hay duda de que este pasaje muestra similitudes profundas con un Dicho del Evangelio de Tomás:

Jesús dijo: Si aquellos que os guían os dijeran, "¡Ved, el Reino está en el Cielo!", entonces las aves del Cielo os precederían. Si os dijeran, "¡Está en el mar!", entonces los peces del mar os precederían. Más bien, el Reino de Dios está adentro de vosotros y está fuera de vosotros. Quienes lleguen a conocerse a sí mismos lo hallarán y cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, sabréis que sois los Hijos del Padre viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, sois empobrecidos y sois la pobreza. (Logion 3).

La espiritualización e interiorización del Reino de Dios en sí mismo es bastante común. Se podría esperar que el Evangelio se difundiese en el mundo helenístico y tuvo que ser traducido en las estructuras del pensamiento griego. Sin embargo, el argumento de las aves, es más bien raro. Hasta el momento no hemos identificado ningún pasaje de un autor patrístico que contenga la misma concepción. Por lo tanto, uno se inclina a suponer que este pasaje revela una cierta familiaridad de San Agustín con el Evangelio de Tomás.

Si es así, parece muy probable que el santo llegase a conocer este escrito durante su período maniqueo. ¿No nos dice él mismo, que entonces se alineaba con la opinión de los críticos maniqueos que le pedían si Dios estaba circunscrito a los límites de una forma corporal? (Conf. III, VII, 12)? En este mismo pasaje, señala que entonces no sabía que Dios es espíritu, como si no conociera el materialismo crudo y duro de la metafísica maniquea.

Sus ideas tan espiritualizadas, acerca de Dios y el alma como imagen de Dios, no le vendrían sino tras el encuentro con Ambrosio y con el neoplatonismo. Sin embargo, es necesario hacer alguna reserva sobre la autenticidad de estas memorias. Porque el Evangelio de Tomás ya contiene esta interpretación altamente espiritualizada del Reino de Dios, que recordaría más tarde.


domingo, 16 de octubre de 2011

El Éxtasis de Pablo - VIII -Final-

EL HOMBRE DIOS

Dr. Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

El Codex VI de los escritos encontrados en Nag Hammadi en 1945 contiene un libro desconocido hasta su descubrimiento denominado "la Ogdóada y la Enéada". Esta obra se remonta a mucho tiempo atrás y bien podría ser pre-cristiana. En ella, Hermes se identifica con el mismo Espíritu, concepción sorprendente que es eliminada en los escritos de una época posterior.

La Ogdóada y la Enéada describen la Gnosis Hermética como una iniciación y una experiencia personal. El texto comienza con estas palabras dirigida por un neófito llamado Asclepius a Hermes Trismegisto:

“Padre mío, me has prometido iniciar a mi Espíritu en el grado de la octava esfera, y después iniciarme en el grado de la novena esfera. Tú has dicho: este es el orden en el que los misterios son transmitidos." (VI, 52, 2-7)

La octava esfera es el cielo de las estrellas fijas más allá de los planetas. La novena esfera es el mundo espiritual.

Reconocemos el esquema de los tres cielos mencionados por San Pablo.

Antes de que el neófito había recibido una formación espiritual por grados. Tal vez era de siete grados, como en los misterios de Mithras, el dios persa. Así es que antes ha atravesado la Hebdómada, las esferas de los siete planetas. Y él ha dado las palabras de pase a estos guardianes austeros, fórmulas mágicas que fuerzan a los dioses, como en la religión egipcia.

Ahora, tanto Asclepio como Hermes, oran:

“Señor, concédenos la sabiduría de tu potencia para que llegue hasta nosotros, para que podamos encontrar las palabras para poder hablar de la contemplación de la Ogdóada y de la Enéada.” (56, 23-26)

Toda la Ogdóada y las almas bienaventuradas, que se encuentran junto con los ángeles, cantan alabanzas en silencio. Y los iniciados, que son una réplica del Pleroma de lo alto, participan, exactamente como en la Eucaristía griega y romana cuando la congregación entera, tras el sursum corda, se unen a los coros de ángeles y arcángeles cantando en el cielo las virtudes del Muy Santo.

Luego Asclepius asciende hasta la Dekada, la misma morada de Dios, y llega a la visión de Dios:

“Veo, sí, veo las profundidades inmensurables... Veo, en un éxtasis sagrado Quien me da el movimiento. Tú (Dios) me da la posibilidad. Me veo a mí mismo... Veo una fuente vibrante de vida.” (57,31-58,14)

Hermes y Asclepio son, según este escrito, ascendidos hasta el tercer cielo. Es la vía de la inmortalidad de todo iniciado hermético. Y nada indica que la Gnosis hermética deba esta concepción a la Biblia o a otra influencia del judaísmo, sino al contrario. Gracias a nuestro colega y amigo Ioan Culianu, vemos claramente que estas experiencias de éxtasis tienen por lo general una prehistoria griega y se sitúan en el centro astrológico del hermetismo alejandrino.

Couliano se refiere al tratado hermético Panaretos del siglo II de nuestra era. Escribe:

“La teoría de las suertes planetarias proviene, de acuerdo con W. Gundel, de una muy vieja técnica adivinatoria. Utilizando dos métodos diferentes -la tirada de los dados o un cálculo astrológico relativamente simple, que comienza con las posiciones relativas del Sol, la Luna y el Ascendente en el tema del nacimiento- podemos calcular el "locus fortunae" de cada individuo. El Panaretos muestra el destino en los planetas singulares..." (Expériences de l'extase, p. 143).

A esta concepción astrológica se ha vinculado la fe mágica y egipcia que el iniciado, que conoce las palabras de pase, puede enfrentar a los dioses planetarios por medio de fórmulas complicadas e incomprensibles. Esta combinación no podría ser realizada más que en Alejandría. Y si más tarde, la ascensión a través de las esferas del iniciado acorazado con las palabras de pase se encuentra en los libros gnósticos, como el segundo libro de Jeû, o en los documentos de la Gnosis judía del trono, es de estos escritos de donde se han derivado los puntos de vista del medio Alejandrino saturado de tales experiencias. Ahora se ha establecido que el hermetismo alejandrino procede de escritos de siglos precedentes. Y se ha comprobado, cada vez más claramente, que el hermético se remonta a tiempos anteriores a San Pablo.

Ahora sabemos que los escritos herméticos, llamada "filosóficos", provienen de una especie de logia alejandrina, donde Griegos, Judíos y Egipcios podían ser miembros. Se practicaban rituales, como una comida sagrada, un bautismo con el Espíritu y un beso de la paz. Los Iniciados procedían por grados (bathmoi, grados) hacia la última experiencia, la visión de Dios y el encuentro con uno mismo, como ha demostrado Jean-Pierre Mahé. Estas personas han tenido la satisfacción de beber de esta fuente interna e inspiradora, que no es intelectual. Es en este ambiente que se sitúa la concepción hermética del hombre-Dios. Hermes, dicen, es un hombre que vivió una vez en la prehistoria de Egipto como rey y sacerdote. Era un hombre privilegiado y excepcional, pero un hombre. Y es de este hombre que el texto sobre la Ogdóada y la Enéada declaran que es el Espíritu de Dios personificado:

"Yo soy el Espíritu (noûs)." (58,4).
"Te dije, oh hijo mío, que yo soy el Espíritu." (58, 14-15).
"Estoy en silencio, oh Padre mío. Deseo enviarte un himno en silencio. -Envíamela, porque yo soy el Espíritu." (58,24-27).

La concepción del viaje celestial del alma fue adoptada en Alejandría por parte de algunos Judíos como Philon y los Gnostikoi, que produjeron escritos como Zostrianos, donde la elevación del iniciado a través de las esferas es la esencia de la doctrina secreta. Lo mismo aparece en escritos gnósticos cristianos como el Evangelio según María Magdalena y los Apocalipsis de Santiago.

La religión de Israel no acepta este mito. Profetas como Isaías y Ezequiel han tenido claramente visiones de Dios, pero al mismo tiempo se mantuvieron firmemente plantados en tierra.

La religión de Abraham, Isaac y Jacob no admite que hay un mundo trascendente y espiritual opuesto al mundo visible dominado por los astros. El Antiguo Testamento no admite más que un mundo, el nuestro.

La elevación ontológica hacia el más allá es un fenómeno nuevo en Israel.

Del mismo modo, la concepción de un hombre Dios, no se encuentra en documentos antiguos disponibles. Es cierto que en la escritura apocalíptica llamada el primer Enoc (34-41), de fecha incierta pero con seguridad pre-cristiana, contiene la narración de la transformación de Enoc en el Hijo del Hombre: así, un hombre terrestre de la prehistoria se identifica con la Gloria de Dios (porque hijo del Hombre significa: Hombre con mayúscula, el Hombre-Gloria de Ezequiel). Y un escrito posterior, el tercer Enoc, cuenta la fusión del mismo Enoc con el Ángel del Señor llamado Metatron, que viene a ser lo mismo.

Gershom Scholem ha demostrado que esta Gnosis judía nació en círculos Fariseos estrictamente ortodoxos de los primeros siglos de nuestra era en Palestina. Y el mismo sabio ha observado que estos documentos desafían el racionalismo de la filosofía griega, haciendo hincapié en los tratados antropomórficos des esta Gloria luminosa por la cual el Dios Oculto se revela. Pero uno se pregunta si en este caso, como tan a menudo en la historia, si la herejía no precedió a la ortodoxia, y si esta herejía no procede de Alejandría. Palestina está muy cerca de esta ciudad cosmopolita. Entonces el problema surge de saber si esta herejía judía y alejandrina no debe mucho, o al menos es compatible con la concepción hermética del hombre-Dios.

Sin duda, San Pablo identifica al Jesús resucitado con la Gloria eterna de Dios. Consideraba a Jesús como un hombre nacido de una mujer en el cual el kabod eterno se ha incorporado para siempre.

Es esta experiencia profunda y decisiva la que se ha impreso en el marco tradicional del éxtasis helenístico, adaptada a las categorías propicias de una Gnosis judía y alejandrina.

FIN.


sábado, 15 de octubre de 2011

El Éxtasis de Pablo - VII


EL ESPÍRITU COMO UN DON.

Dr. Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

De acuerdo con San Pablo, hay una fuente que fluye e inspira en la fuerza interior del cristiano que no es el intelecto y que no es universal y común a todos los seres humanos: es el Espíritu, llamado Pneuma, o, a veces, Noûs en griego, el cual debe distinguirse de la Psyché, el alma:

“El hombre psíquico (que tiene sólo un alma y por esta razón es un pobre diablo) no acepta las revelaciones del Espíritu de Dios, pues para él es locura. En realidad, este hombre ni siquiera es capaz de aprovecharla con una Gnosis profunda, ya que sólo el hombre que tiene en sí mismo el Espíritu puede juzgarlo. En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque de hecho, en la misma Escritura se dice: «¿quién nunca ha conocido el Espíritu de Dios, cómo puede aconsejar?». Ciertamente, no un hombre sin Espíritu. Pero nosotros, nosotros hemos recibido el Espíritu. Pero el Espíritu de Dios conoce a Dios mismo. Por lo tanto podemos afirmar con seguridad: "Nosotros, que conocemos a Dios." (1 Corintios 2:14-15).

Los escritos herméticos subrayan de nuevo que el Espíritu no es dado a todos:

Solicitud de Hermes: "¿Todos los hombres, en efecto, no tienen Espíritu?"

Respuesta de Poimandres: "Controla tu lengua mi querido amigo. Yo, el Espíritu en sí mismo, estoy sola y exclusivamente con los que son santos y buenos y misericordiosos, estoy junto a los que obran reverentemente, y mi presencia se convierte para ellos en un "adiutorium gratiae", de suerte que así conocen todo el Todo" (Poimandres 22).

La oración de acción de gracias a Dios, verdadera Eucaristía que cierra el Asclepius hermético en latín y que se transmite en una versión más auténtica en uno de los Códices coptos de Nag Hammadi, contiene el pasaje siguiente:

"Te damos gracias todos nosotros. El alma y el corazón están tendidos hacia Tí, ¡oh Nombre imperturbable!, honrado con la denominación de "Dios" y bendecido con la denominación de "Padre"; ya que cada uno y el Todo comparte la benevolencia paterna, el afecto (Eros), el amor (Agapè) y cuanta enseñanza sea dulce y simple, gratuitamente dándonos el Espíritu, el Verbo y la Gnosis; El Espíritu, antes, para que podamos entenderte por la intuición, el Verbo, después, para que podamos interpretarte y la Gnosis, al final, para que tengamos la experiencia Tuya." (Asclepius 41)

El Asclepius latino también dice que el Espíritu (en latín: sensus) es un don de la gracia, que se concede sólo a unos pocos elegidos:

Pregunta: "Trismegisto, ¿es qué el Espíritu no está en todos los hombres?"

Respuesta: "No, Asclepio, todos no alcanzaron la Gnosis auténtica".

Estos puntos de vista ya estaban circulando en los medios herméticos mucho antes del período durante el cual los tratados herméticos, preservados en el "Corpus Hermeticum" fueran escritos durante el primer, segundo o tercer siglo de nuestra era.

Esto resultó gracias al descubrimiento de las "Definiciones Herméticas" armenias y griegas, recientemente identificadas por J.-P. Mahé y J. Paramelle: en efecto, datan de mucho más tiempo que los tratados filosóficos del Corpus y pueden muy bien ser pre-cristianas. He aquí algunos ejemplos:

"El Logos dotado de Espíritu es un don de Dios." (V, 3).

"Así como el cuerpo, si no tiene ojos no ve, lo mismo también el alma, si no tiene Espíritu está ciega." (VII, 3).

"Cada hombre tiene un cuerpo y un alma, pero no toda alma tiene un Espíritu." (VIII, 4).

Estos dichos de Hermes, que muy bien pueden ser anteriores a San Pablo, muestran muy similares puntos de vista con los del apóstol sobre el hombre psíquico y el hombre pneumático. El cristiano y el hermético, ambos confiesan que el Espíritu y la Gnosis son un don de la gracia.

Es obvio que tales creencias son absolutamente contrarias a todo lo que los filósofos griegos y los filósofos de todos los tiempos han pensado. Según ellos, el espíritu, identificado con el intelecto y la conciencia razonativa, ha sido siempre una cualidad e incluso la propiedad privada del hombre en su sentido más general, y más especialmente del sabio o del filósofo.

viernes, 14 de octubre de 2011

El Éxtasis de Pablo - VI


EL SEGUNDO ADAN DIVINO

Dr. Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

De acuerdo con San Pablo, el Cristo es una radiación eterna de Dios, que se incorporará al final de los tiempos en Jesús:

"Fue hecho el primer hombre, Adán era un alma viviente; el último Adán, espíritu vivificante... El primer hombre es de la tierra, terrenal; el último hombre, Anthropos, vino del cielo a la tierra... Y así como hemos traído la imagen del terrenal, Adán, traeremos también la imagen del celestial, Anthropos (que será completado en su totalidad en la eternidad).” (1 Corintios 15:45-49).

El primer hombre es Adán, del que hablan los primeros capítulos del Génesis. El último, Anthrôpos, que vino del cielo a la tierra, es evidentemente la Gloria, el Kabod de Ezequiel, el profeta y el Anthrôpos al que se refiere el Poimandres, el Cristo glorificado.

El hombre nuevo, recreado en Cristo, porta y refleja la imagen de este Anthrôpos celeste. Parece que en San Pablo, como en el Poimandres, este Anthropos que se identifica con el Cristo, sea a la vez el arquetipo del cristiano, en el que Cristo fue configurado. Entonces, el Cristo sería, también según Pablo, la idea ejemplar del hombre nuevo, a la manera de Platón.

CRISTO COMO EL ARQUETIPO COSMICO

Encontramos una concepción similar en la carta a los Colosenses. Puede ser de un alumno de San Pablo pero, para nuestros propósitos, no tiene ninguna importancia. En periodos largos y complicados, el autor argumenta que el Cristo eterno tiene una función cósmica y crea todas las cosas. Esto se hace quizás más claro cuando recordamos que de acuerdo con la Gnosis judía de la que hablamos, no es el Dios Oculto en sí mismo, sino su Gloria, el kabod, que es el "jozêr bereshith", el creador del comienzo.

En el Poimandres tampoco es Dios en sí mismo quien crea, es el Anthrôpos que quiere crear y que, en una versión más primitiva del mito, hace la función de creador del mundo. Pero según el Pablo de la Carta a los Colosenses es una forma del cosmos, pero sobre todo la Ecclesia, que está estrechamente relacionada con el Anthrôpos crístico. Es, con todos sus miembros, el Corpus Christi, el cuerpo espiritual del Hombre divino.


En este contexto, el autor acude a los fieles para atraer al hombre nuevo como si de un abrigo se tratase. El hombre nuevo, el verdadero Yo, que está en proceso de renovarse cada vez más para lograr una Gnosis más profunda, y de reflejar siempre más los trazos del Cristo Cósmico que le ha creado:

"Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del Cristo que lo creó se va renovando hasta la Gnosis plena." (3:9-10).

Cristo es el arquetipo, el verdadero Ser del hombre nuevo es su imagen, una copia que representa al original. Allí, en San Pablo, encontramos una concepción platónica y hermética.

jueves, 13 de octubre de 2011

El Éxtasis de Pablo - V


EL DIOS HOMBRE EN LA GNOSIS

Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

El modelo del Poimandres fue integrado por la secta judía de los Gnostikoi, que es la base de muchos escritos encontrados en Nag Hammadi en 1945.


En el Apócrifo de Juan, como en muchos otros escritos del mismo grupo gnóstico, la figura del Anthropos se revela al mundo
inferior, de manera que los ángeles inferiores dan forma al cuerpo del hombre Adán, o bien a su cuerpo psíquico, de acuerdo a la imagen de este Anthropos divino.

En varios escritos de Nag Hammadi, este Dios-Hombre es llamado Geradamas, Geraios Adam, el "viejo Adán": es exactamente la misma curiosa expresión que se usaría para indicar la Gloria de Dios más tarde, el Adam Kadmaja de la secta judía de los Mandeos que aún existe en Irak e Irán, y la aún más tardía, Adam Kadmon de la Gnosis judía medieval llamada Kabbalística.
Fue en este temprano período, hacia el comienzo de nuestra era y en Alejandría, que la Kabbalah judía nació mucho antes que la Gnosis judía ortodoxa y la palestina del Trono, que no es más que un calco.

La evidencia más antigua de esta Gnosis alejandrina se encuentra en el poeta judío Ezequiel el Trágico, que vivió en Alejandría en el segundo siglo antes de Cristo. Éste describe, en un fragmento que se conserva de su obra, como Moisés, tras su huida de Egipto y antes del éxodo de su pueblo, vio un trono posado en la cima del Monte Sinaí. Sobre él estaba sentado el Hombre (griego: ho Phôs), con una corona sobre su cabeza y un cetro en la mano izquierda. Con la mano izquierda indicó a Moisés que se acercarse al trono, le dio una corona y le pidió que tomase su lugar en el trono a su lado. Entonces las estrellas cayeron sobre las rodillas y adoraron a Moisés como Dios.

El mensajero humano de la revelación al pueblo de lsrael pasa a ser el Dios. La visión de Dios deificado. Para este hombre, Phôs, por supuesto, es la Gloria de Dios como Hombre, que los apocalípticos y los evangélicos llamaron "bar anash", Hijo del Hombre, lo cual no significa otra cosa que el Hombre. Y sin embargo, esta Gloria es idéntica al Dios escondido.


La misma concepción y la misma terminología se encuentra en Zósimo de Panópolis en Egipto. Según dice, este mismo Phôs, esta Gloria de Dios, ha sido seducida por los ángeles inferiores para habitar el cuerpo humano de Adán. Zósimo fue un alquimista. Esta historia revela que el mito del Dios Hombre en ese momento, el siglo IV de nuestra era, había ya sido integrado en la alquimia, en la que sobrevivirá hasta el final de esta ciencia como Rebis andrógino. Zósimo cita y conoce el hermetismo.

Mercurio, Hermes, siempre ha sido el gran dios de la alquimia, madre de la química. Es posible que Zósimo hubiese pertenecido a la logia hermética. Sin embargo, es evidente que transmite una exégesis de la Biblia que prevaleció en algunos círculos muy liberales de la Alejandría judía. Se trata de una interpretación apologética del pasaje tan pintoresco del Génesis (3:8), que describe cómo por la tarde, el Señor desciende al paraíso terrestre de Adán y Eva, y se da un paseo para tomar una bocanada de aire.

Ya en tiempos de Zósimo y, posiblemente hasta antes, esta historia antropomórfica sorprendió a las mentes iluminados. Por esta
razón se inventa que este Señor tan humano, demasiado humano, no era Dios, sino un ser inferior a Dios, Phôs, el Hombre, la Gloria personificación y antropomórfica que se refresca así. Jehová no es Dios. Está claro que los gnósticos y sobre todo Marción, utilizaron este punto de vista para expresar la diferencia entre el Padre de Jesús Cristo y el dios de este mundo. Este es el camino que conduce finalmente a Anatole France y a su libro "Révolte des Anges".

Zósimo se limita a indicar cómo las criaturas inferiores, los ángeles que se identifican con los espíritus de los planetas, persuadieron a este Phôs, que era ingenuo e inocente, para instalarse en el cuerpo del Adán terrenal que ellos habían formado con sus propias manos. Es así que el alma, el elemento divino, ha sido capturada en el cuerpo y sirve como un esclavo de estas potencias mundiales. Esta concepción hermética de la derrota del Hombre celeste influyó más tarde en Mani, cuando esbozó el drama cosmogónico del Archanthropôs o Adam Qadmaia: según él, este Hombre divino y arquetípico dejó el Reino de la Luz para combatir a los poderes malvados y agresivos, pero sucumbió a sus ataques.

Pero parece que tres siglos antes de Mani, e incluso antes del comienzo de nuestra era, el Phôs divino de Alejandría se opone al Adam terrenal, es decir, la Gloria humana y divina vista por Ezequiel en el hombre terrenal del Génesis.


Nos encontramos con la misma dualidad en San Pablo, que también opone al Adán terrestre al Adán celeste, que es el Cristo.


No es necesario suponer que Pablo dependa directamente de la Gnosis Hermética. Pero parece que utiliza un esquema ya existente para expresar la diferencia entre el hombre antiguo y el hombre nuevo.


Así, los escritos herméticos arrojan una luz nueva e inesperada sobre las oscuridades de San Pablo, que son brillantes como el marfil negro.