Él entra en la ciudad y sus manos derraman bendiciones, la última de las "Diez imágenes del pastor del Buey" del budismo Zen, representa la culminación del Proceso de Individuación: "Y habiendo ahora pasado por la etapa del Vacío, y también habiendo visto a Dios en el mundo de la naturaleza, el individuo puede ver a Dios en el mundo de los hombres.
Cuando en su iluminación se mezcla en el mercado con los "que beben uno y los carniceros" (publicanos y pecadores), reconoce en todos la "Luz Interior" o la "naturaleza búdica". No necesita mantenerse apartado ni se siente aplastado por un sentimiento de deber o de responsabilidad, ni obligado a seguir un conjunto de pautas de otros santos, ni a imitar al pasado. Está tan en armonía con la vida que está contento con no hacerse notar, con ser un instrumento, no un lider. Simplemente, hace lo que le parece natural.
Pero aunque en el mercado parezca que es un hombre ordinario, algo le sucede a las gentes con quienes se mezcla. También ellos se vuelven parte de la armonía del Universo.
Suzuki - citado por Marie-Louise Von Franz
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