II
Bien entendido que, la primera, una y sola Voluntad que no tiene en absoluto comienzo, y que no es buena ni mala engendra en sí misma al único bien soberano y eterno, es decir una voluntad comprensible que es el Hijo de la voluntad una e inaprensible, siendo coeterno con esta sola y una Voluntad que no tiene comienzo.
Esta segunda Voluntad coeterna, Hijo, es la sensibilidad o la comprensibilidad de la primera, una e incomprensible voluntad; en ella, la Nada eterna se encuentra en si misma en alguna cosa; la sola, una e improfundizable Voluntad procede de esa cosa eterna, encontrada en sí misma y que luego se introduce en una contemplación eterna de sí misma.
Así es como:
1°/ La Voluntad improfundizable se llama Padre Eterno.
2°/ La Voluntad, concentrada, encontrada, engendrada por la primera Voluntad de la inmensidad improfundizable se llama y es su Hijo único engendrado, porque él es el Ens del Abismo donde el Abismo se construye un fondo, una base.
3°/ Lo que procede de la Voluntad improfundizable, Padre, por el Hijo único o la Esencia Divina (Ens), se llama y es el Espíritu; porque hace emanar de él la esencia divina, concentrada en formar un movimiento, una vida de la voluntad eterna y primera, una vida del Padre y del Hijo.
4°/ Lo que es concentrado hace la cumbre del deseo y la plenitud de la alegría y de la perfección de la Nada eterna, es decir lo que encontró en él, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Y lo que se ve y se desarrolla en la eternidad es llamada y es la contemplación o la Sabiduría eterna divina (Sophia).
[...] La Voluntad eterna e improfundizable, el Padre y el comienzo de todo ser, engendra en sí mismo, para tener una sede de comprensibilidad; es decir ella posee esta sede y esta sede es el comienzo de todos los seres.
Posee a su vuelta la Voluntad eterna que no tiene que profundizar; la cual es el Padre del comienzo donde se encuentra un fondo de comprensibilidad.
(continuará...)
Bien entendido que, la primera, una y sola Voluntad que no tiene en absoluto comienzo, y que no es buena ni mala engendra en sí misma al único bien soberano y eterno, es decir una voluntad comprensible que es el Hijo de la voluntad una e inaprensible, siendo coeterno con esta sola y una Voluntad que no tiene comienzo.
Esta segunda Voluntad coeterna, Hijo, es la sensibilidad o la comprensibilidad de la primera, una e incomprensible voluntad; en ella, la Nada eterna se encuentra en si misma en alguna cosa; la sola, una e improfundizable Voluntad procede de esa cosa eterna, encontrada en sí misma y que luego se introduce en una contemplación eterna de sí misma.
Así es como:
1°/ La Voluntad improfundizable se llama Padre Eterno.
2°/ La Voluntad, concentrada, encontrada, engendrada por la primera Voluntad de la inmensidad improfundizable se llama y es su Hijo único engendrado, porque él es el Ens del Abismo donde el Abismo se construye un fondo, una base.
3°/ Lo que procede de la Voluntad improfundizable, Padre, por el Hijo único o la Esencia Divina (Ens), se llama y es el Espíritu; porque hace emanar de él la esencia divina, concentrada en formar un movimiento, una vida de la voluntad eterna y primera, una vida del Padre y del Hijo.
4°/ Lo que es concentrado hace la cumbre del deseo y la plenitud de la alegría y de la perfección de la Nada eterna, es decir lo que encontró en él, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
Y lo que se ve y se desarrolla en la eternidad es llamada y es la contemplación o la Sabiduría eterna divina (Sophia).
[...] La Voluntad eterna e improfundizable, el Padre y el comienzo de todo ser, engendra en sí mismo, para tener una sede de comprensibilidad; es decir ella posee esta sede y esta sede es el comienzo de todos los seres.
Posee a su vuelta la Voluntad eterna que no tiene que profundizar; la cual es el Padre del comienzo donde se encuentra un fondo de comprensibilidad.
(continuará...)
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