Carl Gustav Jung
El
proceso de individuación tiene dos aspectos principales: por una parte,
es un proceso interno o subjetivo de integración; por otra, es un
proceso objetivo de relación igualmente imprescindible.
Lo uno no puede
ser sin lo otro, aunque el primer plano lo ocupe ora lo uno, ora lo
otro.
A este aspecto doble corresponden dos peligros típicos: uno
consiste en que el sujeto utilice las posibilidades de desarrollo
espiritual que la confrontación con lo inconsciente le ofrece para
sustraerse a ciertas obligaciones humanas profundas y afectar una
«espiritualidad» que no sobrevive a la crítica moral; el otro peligro
consiste en que las inclinaciones atávicas predominen en exceso y
rebajen la relación a un nivel primitivo.
Entre esta Escila y este
Caribdis va el angosto camino para cuyo conocimiento la mística
cristiana medieval y la alquimia han aportado grandes cosas.