sábado, 2 de febrero de 2013

El Motivo del Niño Divino - II (Final).

June Singer

Otro arquetipo con el que probablemente nos encontraremos en el camino de la individuación, es aquel que Jung denominó puer aeternus, refiriéndose al niño-dios Iaco de los misterios de Eleusis. Ovidio lo describe en las Metamorfosis como un joven divino, nacido en el culto materno de los misterios. Es dios de la vegetación y la resurrección y tiene algunos de los rasgos del redentor. El hombre identificado con el arquetipo del puer aeternus, con la eterna juventud, permanece demasiado tiempo en la etapa psicológica de la adolescencia. En su caso, características que son normales en un joven quinceañero perduran en años posteriores. Quizá la expresión "High living" ["vida regalada", aunque literalmente significa "vivir alto"] es la que mejor describe en qué consiste este arquetipo: el joven se complace andando por las nubes con su fantasía, viviendo experiencias efímeras por el mero gozo de la emoción que puedan aportarle, buscando amistades cuando desea divertirse y abandonándolas apenas se convierten en una responsabilidad. Varios héroes de la cultura juvenil se inscriben en esta categoría y, para algunos, "getting high" ["drogarse" o "colocarse", aunque literalmente significa "ponerse alto"] constituye su único objetivo. Es también propio del puer viajar sin propósito, moverse, y entrar y salir provisionalmente en grupos muy diversos. La homosexualidad es también una expresión de este arquetipo, especialmente cuando se manifiesta en la búsqueda compulsiva de relaciones poco trascendentes y promiscuas. Si es heterosexual, pasa de aventura en aventura, huyendo siempre ante el menor atisbo de compromiso.

Von Franz, en su estudio sobre el arquetipo del puer aeternus, señala que el hombre que se identifica con este arquetipo suele intentar hacer carrera en el campo de la aviación pero que, normalmente, sus tentativas son rechazadas, porque los tests psicológicos a que son sometidos demuestran que son personas inestables y así evidencian el carácter neurótico de su interés en esta profesión.

Los sueños de un individuo, tal vez de mediana edad, que ya se ha establecido en la vida y que se encuentra seguro en su posición, pueden revelar la actividad del arquetipo del puer aeternus. Las imágenes oníricas relacionadas con el vuelo (a veces sin avión, simplemente aleteando con los brazos), la conducción de automóviles a toda velocidad, el submarinismo en aguas profundas, la escalada de montañas escarpadas, son temas típicos de la persona cuyo inconsciente se halla dominado por este arquetipo y pueden tomarse como una señal de advertencia para fijarse en cómo el inconsciente se está tal vez preparando para entremeter su voluntad autónoma en el funcionamiento conscientemente determinado.

También existe, claro está, un complemento femenino del puer, es decir, la puella aeterna, la mujer que, aun sin admitirlo, teme envejecer. En efecto, el miedo domina una gran parte de su existencia. Es la mujer que nunca confiesa su edad, que cae en la trampa que le tienden los regímenes alimenticios y todos los cosméticos que le prometan un rejuvenecimiento. Es "compinche" de sus hijos y una coqueta empedernida con los hombres. En sus sueños aparece con frecuencia sobre un pedestal, inspirando la adoración de los varones, o es una sirena, una prostituta o una "lolita". En general, su conducta es imprudente e impulsiva pero, cuando se trata de tomar una decisión importante, vacila y pide consejo a todo el mundo; luego actúa repentinamente, por sorpresa, y se arre-piente de sus actos antes casi de haberlos consumado.

Vivir el arquetipo de la "juventud eterna" no es del todo negativo, como puede inferirse viendo algunas de las formas en que se manifiesta. Entre los aspectos más ventajosos y apreciables del puer aeternus y de la puella aeterna se cuentan su entusiasmo juvenil, su ilimitada energía, la espontaneidad de su pensamiento, su capacidad de generar nuevas ideas y formas inéditas de solucionar problemas y su disposición a cambiar de rumbo sin identificarse con el pasado y sus valores.

Como factores inconscientes, el puer y la puella proporcionan el impulso preciso para emprender nuevos caminos, pero no brindan la sensatez necesaria para discernir si la nueva empresa merece la pena, ni aportan la constancia y la tenacidad imprescindibles para llevarla a término en caso de que, en efecto, valga la pena. Con la participación activa de este arquetipo se tramarán grandes proyectos, pero para ejecutarlos con éxito, incluso parcialmente, se requerirá la colaboración compensatoria de otro arquetipo: el "senex".

Senex significa viejo o anciano y, como arquetipo, se alía con las fuerzas que preservan los valores tradicionales, es partidario de dejar las cosas como están, o de aplicar un juicio sereno y mucha consideración a los proyectos del joven eter-no. En el mejor de los casos este factor inconsciente se manifiesta en forma de una sabiduría madura nacida de la experiencia; en el peor, representa una ortodoxia que no tolera las interferencias de quienes quieren quebrantar las normas establecidas.

Una variante de la figura del puer aeternus, que a veces incluso incorpora aspectos del senex, es la encantadora figura conocida como el burlador.

En los sueños el burlador es aquel que coloca obstáculos en nuestro camino por razones propias; es el que cambia de forma constantemente y que aparece y desaparece en los momentos más insólitos. Simboliza un aspecto de nuestra naturaleza que siempre está próximo, dispuesto a desinflarnos cuando nos envanecemos o a humanizarnos cuando nos ponemos presuntuosos. Es el satírico por excelencia cuyo mordaz ingenio subraya las imperfecciones de nuestras arrogantes ambiciones y que nos hace reír aunque tengamos ganas de llorar. En sociedad lo encontramos en el motejador o el criticón, e incluso a veces se aparece por sorpresa en alguno de los altos cargos de nuestro país (se refiere a U.S.A.).

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