Traducción: +Thelarbus
Publicado en el Boletín asociativo No. 1 de 17 de febrero de 2006.
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Este episodio cuenta los datos recogidos por un amigo cercano de Marie-Louise, el Sr. Etter.
Había una vez una joven de 18 años, pequeña y delgada, que vestía su metro sesenta de cualquier forma, la coquetería no preocupaba mucho a Marie-Louise; pues tenía muchas otras preocupaciones en su mente. Ella quiere conocer "la verdad de las cosas".
Pero ¿dónde encontrar la verdad de las cosas?
¿Podría ser en los libros que tanto ama? ¿Podría ser en las Humanidades? ¿En la obra de los grandes autores griegos y latinos que había estudiado con pasión en la escuela secundaria? La excepcional memoria dada por su hada madrina le hizo retener todos estos textos, pero ¿realmente podemos encontrar la verdad ? A veces Marie-Louise lo duda, cuando su mirada se detiene en el paisaje alrededor del lago de Zurich.
Piensa que fue debido al destino de su padre, a su enfermedad, lo que obligó a este brillante oficial del ejército austríaco a convertirse en contable. Ella no se acuerda de Austria: sólo tenía 3 años y su hermana mayor, Marianne, sólo siete cuando su familia llegó a Suiza en 1918. Pero sueña que es una niña del corazón de Europa. Sí, así piensa... Ama la reflexión interna y, de todos modos, no es fácil comunicarse con su madre.
Esa mañana, en el bullicio habitual de la escuela, apenas si escucha a un compañero acercarse y hablar de su tía, Toni Wolff, (--pero ¿quién es esta señora?) que desea reunir a un pequeño grupo de adolescentes a petición de su amigo Carl Gustav Jung (--pero ¿quién es este señor?). Marie-Louise se entera que el Doctor Jung es un médico famoso y quiere reunirse con la juventud de su época. ¿Una invitación? ¿Por qué no? se dice...
Estaba oscura esa tarde del verano de 1932 cuando la pequeña banda parte para reunirse con el Dr. Jung en Bollingen. El cielo está negro, tanto que la fuerte lluvia y la tormenta les sorprende. Se ríen y se revuelven dentro de sus impermeables y paraguas, un poco preocupados, aún así, por llegar tan mojados. La más afectada es Marie-Louise, pues sus zapatos están chorreando. Cuando llaman al timbre y la alta figura del Doctor Jung aparece en el pasillo, Marie-Louise no sabe qué hacer, impotente ante el charco de agua a sus pies. Entonces, viéndola así, Carl Gustav Jung va a buscar sus propias zapatillas y se ofrece a prestárselas... en parte para consolar a la joven, en parte para preservar las alfombras. En este día de 1933, Marie-Louise von Franz calzó las zapatillas del Dr. Jung, sin saber siquiera que así comenzaría la compañía de toda una vida con la complicidad del cielo lluvioso.
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