Por Murray Stein
Traducción +Thelarbus
Debemos tener en cuenta que la meta de la Individuación es la individualidad, y el individuo es "un punto de intersección o línea divisoria, ni consciente ni inconsciente, sino un poco de ambos" (Jung, 1916b, párr. 507), citado anteriormente. El centro de la conciencia está ocupada por el complejo del ego -registro y clasificación de datos, reflexionar, reaccionar a los estímulos, actuar y contenido, defensa, iniciación y respuesta, cálculo y planificación, alegría y sufrimiento. Jung fue siempre cuidadoso en llamar a este centro del campo de la conciencia como un 'complejo', porque el ego no es una simple y pura entidad o totalidad consciente. Es el más íntimo e individual hecho psicológico que podemos conocer, y nos cuenta como la propia individualidad. Es el actor, el contemplador, el iniciador, y el que sufre. Sin embargo, gran parte de este "Yo" no es consciente y no está disponible para la reflexión. No podemos ver todo eso en el espejo de la conciencia. Unas partes se oculta en la sombra, otras partes aún no han emergido y son potenciales. El punto es este: La individualidad depende de que todo esto salga a la luz. La individualidad no puede manifestarse plenamente hasta que los elementos invisibles e inconscientes de la personalidad, que se hallan fuera del alcance del complejo del Ego, son presentados a la vista. Con el fin de que el individuo pueda revelarse completamente, es que una "asimilación de contenidos inconscientes" (párrafo 505) debe suceder.
Este requisito introduce al segundo gran movimiento del trabajo de Individuación: la síntesis. Para lograr esto, el ego debe ceder el control sobre los contenidos de la conciencia temporalmente en favor de un proceso que no está enteramente bajo su gestión: "La asimilación de los contenidos inconscientes lleva... a una condición en la que la intención consciente es excluída y suplantada por un proceso de desarrollo que nos parece irracional. Este proceso por sí solo significa la Individuación, y su producto es la individualidad ... particular y universal a la vez" (Jung, 1916b, párr. 505). Este acto de ceder el control a un proceso irracional de emergencia y síntesis, da a luz a la función trascendente, el núcleo esencial de la individualidad.
En otro artículo escrito en 1916 (ciertamente un año muy creativo) Titulado "La Función Trascendente", Jung describe (1916c) cómo establecer este proceso irracional de la Individuación en movimiento. El factor psicológico que ahora comenzó a llamar la función trascendente "surge de la unión de los contenidos conscientes e inconscientes" (párrafo 131). Por lo tanto, representa una imagen más completa de la totalidad de la psique y específicamente de la individualidad que puede obtenerse solamente por el complejo del ego a través de la reflexión introspectiva y hacer un inventario de lo que simplemente aparece en el espejo de la conciencia. El principal método para la creación de la Función Trascendente es la Imaginación Activa, que Jung describe por primera vez en este texto de 1916. Básicamente lo que hace la Imaginación Activa es hacer consciente, a través de un esfuerzo deliberado (es decir, trabajo), las imágenes y las fantasías inconscientes que son atributos potenciales del individuo (aunque no ahora), y tal vez nunca han sido accesibles por el complejo del ego. Jung descubrió que las imágenes que se capturan a través de la Imaginación Activa ofrecen un rico valor potencial para el desarrollo de las actitudes conscientes. Son también, explica aquí, más coherentes y útiles para la creación de la función trascendente que son los sueños, porque los sueños "exigen demasiado al respecto" (párrafo 153). (Más tarde, sobre todo en "El Simbolismo Individual de los Sueños en Relación con la Alquimia" [CW 12], Jung incluye sueños importante en el Proceso irracional de la Individuación, y la Dra. von Franz enfatizó la importancia de los sueños en su clásico artículo sobre este tema.)
Es importante reconocer que estas imágenes inconscientes, y los patrones que ahora emergen en el Proceso de Individuación, son diferentes de los que fueron descubiertos en el análisis previo de la identidad. Aquellos eran todos del pasado, y se fijan en su lugar por razones personales que tienen que ver con el desarrollo temprano a través de la introyección y la creación de la identidad (personalidad y la identidad del Anima / Animus). Estas imágenes de la Imaginación Activa surgen en el presente de la matriz del inconsciente, y son arquetípicos, a menudo numinosos, y sin duda compensatorios, a favor de la ecuación personal y las actitudes predominantes del complejo del ego. Las imágenes anteriores estrechan la individualidad y reducen las opciones psicológicas; las cuales amplian la Individualidad en la dirección del Self, es decir, la totalidad de la psique, y ofrecen opciones totalmente nuevas para el sentimiento y la acción.
Con el método de la Imaginación Activa, como Jung (1916c) lo describe, se abre un diálogo entre los aspectos conscientes e inconscientes de la psique en el que ahora uno de ellos está a la cabeza y ahora el otro (párrafos 181ff.), hasta que una "tercera cosa" es formada y representa la unión de las dos partes (párrafo 189). Esta es la Función Trascendente, que "se manifiesta como una cualidad de los opuestos unidos." Es esta nueva estructura psicológica sintética (una unión de las partes conscientes e inconscientes), lo que es capaz de representar más completamente la totalidad de una persona y la individualidad en toda su grandeza y profundidad, desde lo instintivo a lo espiritual -cuerpo, alma y espíritu (párrafo 190). Con la creación y el crecimiento de la Función Trascendente, una persona se libera a sí mismo plenamente, libremente, y genuinamente. El conjunto del individuo emerge. No hace falta decir que este proceso irracional de la Individuación es profundamente espiritual ya que los contenidos que emergen del inconsciente son típicamente numinosos.
"La Función Trascendente" de 1916 fue un esbozo preliminar y un anticipo de los extensos estudios y reflexiones que surgieron de la pluma de Jung en las décadas siguientes. Sus puntos de vista sobre la importancia de la Imaginación Activa y los Sueños de la Individuación se profundizaron y ampliaron en su brillante "Comentario sobre 'El Secreto de la Flor de Oro'" de 1929 y de nuevo en su artículo de 1933, teniendo en cuenta en los primeros Eranos Tagung, "Zur Empirie des Individuationsprozesses", traducido como "Un Estudio del Proceso de Individuación" (Jung, 1934). La mayor parte de las obras posteriores de Jung que se ocupan de la Individuación tienen que ver con los movimientos de emergencia y síntesis. Aunque el movimiento analítico en el Proceso de Individuación nunca finaliza completamente, el aspecto más sintético llegó al primer plano. La última declaración de Jung sobre la síntesis fue la tardía y magistral obra: "Mysterium Coniunctionis", publicado en 1955, en su 80º aniversario.
En el análisis de la mujer al que me he referido, el uso de la Imaginación Activa era de vital importancia para su Proceso de Individuación. A través de un constante y largo uso de este método, pudo finalmente experimentar una impresionante constelación de imágenes y narrativas que giraba en torno a las numinosas imágenes de una Gran Diosa y de la figura del Budismo Quan Yin, nutriente y compasiva deidad femenina. Al principio, esta figura se situó en marcado contraste, incluso en contradicción directa, a su conciente actitud egoísta. En esta figura imaginaria encontró realmente a un "opuesto" a su actitud consciente y al complejo del yo. Históricamente, había sido reconocida como una estridente, emocionalmente frágil, narcisista, mujer de identidad masculina, y ella tenía recuerdos vívidos y penetrantes de sí misma como una madre inadecuada, una crítica y quejica esposa, e intelectualmente frustrada. Mientras se miraba en el espejo de la conciencia, se horrorizaba y espantaba con frecuencia de lo que veía en sí misma, y sufrió profundamente por pasados "pecados" de omisión y comisión. La compasiva, amorosa y misericordiosa Diosa fue de hecho un medio para hacer gritar a esa sensación de su propia individualidad. Con la repetida aparición de esta imagen en su Imaginación Activa y, también, el aumento de la integración de las cualidades representadas por ella, fue capaz --como he observado desde mi perspectiva como su analista-- de unir y sintetizar el conocido histórico complejo de ego con estas nuevas características de lo femenino colectivo. Finalmente, se pudo experimentar como la "tercera cosa" que Jung escribe en acerca de la Función Trascendente "como una cualidad de los opuestos unidos." En este sentido, ella se convirtió en una nueva persona --no en alguien diferente, sino en una persona más íntegra-- cuyas actitudes conscientes reflejaban una dimensionalidad mucho mayor. Cuando se miró a sí misma en el espejo de la conciencia, podía ver una encarnación de Quan Yin junto con la humana --demasiado humana-- persona a la que también se conocía que ella sabía que era. Así pues, no llegó a ser "inflada" por una identificación arquetípica.
En el camino de este irracional proceso, había un importante número de sincronicidades. Me he dado cuenta de que la sincronicidad acompaña regularmente a la Individuación una vez que se ha tenido el proceso irracional del que estamos hablando aquí. En su caso, las sincronías aparecieron como momentos de oportunidad concreta para realizar el Self emergente, esta síntesis de lo personal y lo colectivo. Sus hijos presentaron oportunidades como testigos críticos de sus capacidades recién conquistadas de apoyo y contención. Los amigos volvieron a entrar y dejar su vida en momentos clave; importantes libros le llegaron en el momento justo. Las oportunidades de volver a viejos lugares, personas y objetos, que habían representado las crisis o los fracasos, volvieron a estar disponible para un nuevo enfoque. Sus sueños también agregan características importantes a la imagen del emergente Sí Mismo. Fue todo este conjunto de fenómenos relacionados --datos de la historia, despertar conciente y memoria, imágenes inconscientes de la Imaginación Activa y sueños, y sincronicidades-- lo que se añade a lo que he descrito en mi libro "Transformation -- Emergence of the Self".
Esta anciana, que estaba al final de sus ochenta años, finalmente concluyó nuestras sesiones --en ese tiempo, llevaba a cabo las sesiones por teléfono, ya que ella no podía realizar largos viajes-- tuve el privilegio de presenciar el Proceso de Individuación desde las raíces hasta las flores. Supongo que, en este caso, ambos éramos "jardineros". El trabajo fue realmente una confirmación de su expectativa de que el "crecimiento" aún era posible para ella cuando entró en el análisis junguiano con más de sesenta años.
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