jueves, 31 de mayo de 2012

La Individuación: Trabajo Interior - IV

Por Murray Stein
Traducc. +Thelarbus


Ahora me gustaría hacer algunas observaciones personales. La obra de la individuación, tal como la he descrito, es para todos y es un proceso natural de reflexión. El análisis ayuda a lo largo del sendero, pero no es necesario. He trabajado mucho tiempo como analista, sin embargo, me gustaría aprovechar esta experiencia para hablar del valor de estos puntos de vista concernientes a la individuación y el análisis. En los últimos treinta años de trabajo como analista junguiano y profesor / supervisor, he encontrado las ideas sobre la individuación propuestas por Jung en estos y otros textos, resultando especialmente valiosa para el análisis de la transferencia y la contratransferencia. El "campo" interpersonal que se genera entre el analista y el analizando es un 'locus classicus' (lugar común) para la proyección, introyección, imitación, identificación y la participación mística (a veces raya en 'folie a deux' -locura de dos-). En el análisis, tenemos la oportunidad de estudiar la actividad de estas dinámicas con gran detalle, como los fenómenos de transferencia y contratransferencia se despliegan en el curso de una larga relación analítica. Jung sabiamente había establecido la regla de que los analistas deben ser analizados antes de asumir una práctica clínica, precisamente para evitar trampas contratransferenciales.

Hay un ideal de tan mentada marcha, enunciada por primera vez por Wilfred Bion, cuyos escritos tienen ciertas fuertes connotaciones de Jung, de que el analista debe entrar en cada sesión sin memoria y sin deseo. Desde la perspectiva del trabajo de Individuación, como se describió anteriormente, esto es también lo que Jung recomendaría. Las proyecciones de los analistas sobre las analizando deben hacerse conscientes y hay que comprobarlas. La identificación inconsciente del analista con el analizando debe ser analizada y eliminada. El analista debe darse cuenta de que se trata de otro individuo, no un "paciente" genérico o un gemelo idéntico, que busca el análisis y llega al 'temenos' del análisis con ese propósito. El analista no debe identificarse, ya sea con las figuras arquetípicas del sanador o el salvador o cualquier otra imagen del inconsciente colectivo. Tampoco es admisible la caída del analista en la trampa de la identificación proyectiva y que sea manipulado por el analizado en la ruptura del marco del análisis mediante un affair amoroso, realización de negocios, convirtiéndose en el padrino del hijo recién nacido del analizando, etc. Si el espejo de la conciencia del analista se ha limpiado, el análisis puede tener lugar en un espacio que esté libre de contaminación por material inconsciente puesto en trabajo por el analista. Por supuesto, esto es un ideal y es muy difícil de crear o mantener. En mi trabajo como analista de control de los candidatos en la formación, mi ojo ha sido entrenado ampliamente en posibles actitudes y reacciones contratransferenciales. ¿Se quiere fomentar y alimentar demasiado al analizado? ¿Se quiere vencer las resistencias demasiado heroicamente? ¿Es el candidato de caer en el papel de la madre o el padre, hermano o hermana, amante o niño o antagonista? Estos deben ser conscientes e integrados si en el análisis se quiere obtener fluidez y movimiento. La empatía no es correcta si se balancea de un lado o del otro por proyección o identificación. Para practicar el análisis se ha de realizar el análisis de uno mismo, cuestionar constantemente las reacciones emocionales propias y el análisis de los puntos de identidad inconsciente. El analista continuamente debe individualizarse, y con cada analizando realizarlo de nuevo.

La transferencia, como Jung escribe en su famoso ensayo de 1946 ("Psicología de la Transferencia"), crea una especie de apego y vínculo de parentesco sobre la base de la proyección inconsciente e identidad. Esto proporciona una oportunidad de oro para aumentar conciencia e integración. Soy capaz de ofrecerme como un ejemplo de esto. Cuando llegué por primera vez a Zurich como un joven de 26 años, fui al Jung Institute y pedí un analista. Me dieron una hoja con una lista de nombres y números de teléfono. De estos, elegí un nombre, y sin saber nada sobre el analista, excepto su nombre y que hablaba Inglés, marqué su teléfono. Cuando respondió: ¡Al instante oí la voz de mi padre! Era sorprendente. Tuve una inmediata conexión de transferencia, con los consiguientes complejos y proyecciones de mi historia personal.

El análisis comenzó, y con el tiempo descubrí lo contrario a que el analista fuese mi padre. Como resultado, pude ver a mi padre con más claridad y desarrollamos compasión por él. Aun así, la transferencia personal persistió, dando lugar gradualmente a otras fantasías acerca de la vida personal del analista, la relación con su esposa, su historia de vida, y así sucesivamente, todos los cuales eran, en realidad, totalmente desconocidos para mí. Cuando terminamos el análisis después de un par de años, me separé con un sentimiento de gratitud y amor. La relación conflictiva con mi padre había sido sanada por esta experiencia, y ahora podía asumir mucho mejor el papel de padre para mi propio hijo que había nacido en el curso del análisis.

Algunos años más tarde, cuando regresé a los Estados Unidos y establecí mi propia práctica analítica, me hallé un día imitando a mi ex analista en la manera en que saludaba a los analizados cuando entraban en la habitación, o les daba la mano cuando se iban. Mi analista se había introyectado inconscientemente, y pasó bastante tiempo antes de que me diese cuenta de esto. Mi identidad como analista se vio reforzada por esta identificación porque era el momento en que lo necesitaba, después de haber tenido tan poca experiencia. Con el tiempo pude dejarlo ir y tener mi propia personalidad como analista. A veces, cuando daba conferencias, y en especial inspiradas en la vía de Jung, oí la voz y me sentía imitando los gestos de la Dra. von Franz. Zurich volvió a América en mi psique. Finalmente he conseguido convertir esta identidad en amor consciente y admiración por estos grandes maestros, y por ahora creo que ya no soy tan inconsciente de su presencia en mi psique. Para mí fue instructivo el descubrir cómo se construyen los linajes. Este es el camino por el que las tradiciones son creadas y sostenidas por generaciones. La intervención de la conciencia no destruye los datos adjuntos o el amor; sino que hace que esta relación sea menos compulsiva y ciega.

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