domingo, 31 de agosto de 2008

LA REALIDAD Y LA MENTE MÁGICA




Por M.P.B.


Yo supongo que el mundo de los con­ceptos ocultos es tal, que cada estado del ser puramente abstracto tiene algunas implicaciones astrológicas, algunas implicaciones alquímicas y algunas implicaciones místico-iniciatorias. Esto es ver­dad, porque la totalidad de la realidad mágica, que forma la base de nuestra ciencia esotérica clásica, está completamente basada so­bre nuestro sistema de mente, y sobre ningún otro. Por lo tanto, las leyes de simplicidad enseñan correctamente cuando dicen que la mente mágica es la esencia del ser.

­Es incluso más importante entender el gran secreto de los magos, que es un secreto enseñado solo a unos pocos, que la totalidad del universo no es ni sólida ni fija, sino un sistema de ideas que han sido creadas y luego estructuradas para fijar las demandas contextuales de la metafísica. Así, incluso los ángeles sobre los que piensa el metafísico son alimentados por sus pensamientos, dependen de él. ¡Qué tonto pues, el mago medieval y su pupilo moderno que pretende invocar a estos ángeles!, como si los pensamientos de los esoteristas pudieran, bajo alguna circunstancia, tener una existencia absoluta independientemente de las mentes de los esoteristas. Estos ángeles mágicos son sólo pensamientos-forma al­tamente desarrollados, y hemos recibido la tradición de ese pensa­miento en este tiempo presente. Todas las cosas son subjetivas, es decir, todas las cosas son de la mente, y la mente es la única rea­lidad, pero es importante conocer la técnica de la mente, que es la ciencia y el arte mágicas, y esto no es conocido para aquellos otros metafísicos que dicen que todo es mente.
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La posesión de los métodos secretos de los magos filosóficos, que son las leyes de simplicidad y de reducción a axiomas básicos, y esto es en sí mismo una ley básica de pensamien­to mágico, otra forma de simplicidad.

No obstante, es completamente posible pensar de estos conceptos en tantas formas diferentes como el misterio total del universo de pensamiento desarrolla, porque tiene su pro­pio poder y genera sus propios mundos mientras estamos durmiendo, de forma que la mente inconsciente crea su propio ser tal como hace la mente consciente, de acuerdo a sus respectivos mundos de arquetipos transcendentales. Así, para el mago, el mundo del ser mágico tiene su propia energía, la cual ha sido impartida en ese mundo por el mismo mago en un estado latente de existencia, y que lo ha creado desde su propia substancia mental. El mago es una araña cósmica que debe hilar su uni­verso como una red, pero él mismo, debe controlar siempre ese universo desde el mismo centro, y cuando esto ha sido conse­guido, el mundo se unifica de acuerdo a los principios de simplici­dad, por donde toda realidad física se reduce a la mente a través de la ley de los axiomas, donde las verdades de la metafísica y la ma­gia de la mente se reduce a leyes básicas.

Este mundo total del ser mágico nace de nuestros pensa­mientos, y podemos ser vistos como flotando entre el mundo físico y el mundo mental. Para crear el físico operamos desde el astral, pero para crear el astral operamos desde el físico y el mental. Miramos el mundo físico y vemos lo que hemos creado, todos los procesos y sistemas, todas las leyes y grandes instituciones de pensamiento; sólo el pensamiento, y esto es nuestra creación, desde algún pasado atemporal, en donde somos los orígenes, y no existen otros excepto la raíz suprema de nuestra consciencia, un profundo misterio, y entonces este proceso interminable de creación fue entregado a nosotros como una tarea absoluta.

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