jueves, 11 de septiembre de 2008

Una Bella Historia

Por David Wallichinsky y Amy Wallace

En medio de los horrores de la I Guerra Mundial sucedió una sola tregua por unas pocas horas cuando los enemigos se comportaron como hermanos.

En la Navidad de 1914 había quietud en todo el Frente Occidental de Francia; desde el Canal de la Mancha hasta los Alpes Suizos. Las trincheras estaban a 80 Km., de París. La guerra tenía apenas cinco meses de haber comenzado y ya habían aproximadamente 800.000 hombres entre heridos y muertos. Cada soldado se preguntaba si el Día de Navidad traería otro ciclo de fuego y muerte. Pero sucedió algo: los soldados británicos elevaron sus pancartas de “Feliz Navidad” y pronto se oyeron villancicos desde las trincheras alemanas y británicas simultáneamente.

Amaneció la Navidad con soldados dejando sus trincheras y oficiales tratando inútilmente de parar a sus tropas de reunirse con el enemigo en medio de la tierra de nadie para cantar y conversar. Intercambiaron pequeños regalos, la mayoría golosinas y cigarrillos, pasaron el Día de Navidad pacíficamente a lo largo de los kilómetros del frente de batalla. En un sitio, los británicos jugaron al football con los alemanes, quienes ganaron el partido 3 x 2.

En algunos lugares, la tregua espontánea continuó el día siguiente, ningún lado deseando disparar el primer tiro. Finalmente la guerra se reinició al llegar tropas frescas y cuando el alto mando de ambos ejércitos ordenó que cualquier “entendimiento informal” con el enemigo sería castigado como traición”.

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