lunes, 10 de octubre de 2011

El Éxtasis de Pablo - II


Por Gilles Quispel

Traducción: +Thelarbus

PABLO, UN VOLCÁN ACTIVO

En su libro "La Mystique de l'Apôtre Paul", el científico Albert Schweitzer caracteriza a Saulo como un volcán con dos cráteres. Uno de ellos es la justificación del ateo, que significa que el hombre, aunque ateo y perverso en sí mismo, es salvado por Dios para que crea en Cristo. Es una interpretación muy atrevida y muy profunda del Misterio del Gólgota, que muy pocos cristianos han entendido.

El otro cráter es el Ser en Cristo. A través del bautismo el hombre comienza a vivir por el Espíritu, que vive en su corazón y crea y pone de manifiesto al hombre nuevo que es el verdadero Ser, y que inspira todo el Corpus Christi que es la Iglesia.

Según algunos intérpretes, Erich Dinkle por ejemplo, el Espíritu Santo para San Pablo se identifica con el verdadero Ser.

Para dicho tipo de hombre la ley judía está muerta. El advenimiento de Cristo significa la derogación definitiva y completa de cualquier mandato que venga del exterior. El hecho crístico no es el cumplimiento de la Ley o de su perfección, sino su fin definitivo. De acuerdo con la Epístola a los Romanos (10:4): "Cristo es el fin de la ley" (telos gar nomou Christos).

La vida ética y religiosa está completamente internalizada. Incluso un cristiano de origen judío no tiene necesidad de ser autorizado por la Biblia o por los profesionales de la Ley. Él también vive en contacto directo con Dios. Su odioso yo no existe más, el Cristo celestial y divino vive en su creyente por su Espíritu. Este es el aspecto gnóstico de San Pablo. Esta Gnosis cálido e íntimo, verdadera Gnosis del corazón que la razón no conoce, y que descubre y proviene, de forma inmediata, de la decisiva experiencia que vivió: él vio y oyó hablar al Cristo Eterno en una visión.

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